Amenazas por la falta de recursos

Entre las últimas entidades que se han sumado a esas peticiones se encuentra el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que ha lanzado la voz de alerta sobre el riesgo que corre un aspecto del proceso eleccionario si no se  colocan los fondos requeridos. Estos recursos  están orientados a promover el evento entre los apáticos o aquellos que recién se han convertido en ciudadanos aptos para depositar por primera vez su voto.

Esta es una tarea importante y ni siquiera es garantía de que con la asignación de los fondos requeridos se pueda lograr el objetivo, pero es un mínimo esfuerzo el que debe hacerse para que el descrédito del sistema político y electoral no se profundice.

Si bien Guatemala ha superado las cifras históricas de abstencionismo en los últimos eventos electorales, también es cierto que la desconfianza en el modelo continúa en aumento  y por ello  el TSE tiene la enorme responsabilidad de que los registros de participación no decaigan ni mucho menos   se acreciente el escepticismo.

Comprender lo crucial que son las elecciones para el fortalecimiento institucional es primordial por parte de quienes tienen la responsabilidad de asignar los recursos debidos, ya que no hacerlo también podría prestarse a malas interpretaciones, y eso no es conveniente para el Ejecutivo, que debería ser el primero en apoyar ese proceso. Eso también pasa por reclamar una actitud más enérgica   de quienes están llamados a llevar ese evento a feliz término, pues sus demandas son legítimas y no tienen por qué prestarse a confusiones.

Si bien el TSE cuenta con al menos un par de posibilidades para la consecución de esos recursos, sería vergonzoso que tal financiamiento se lograra a través de alguna cooperación de naciones amigas de Guatemala o, peor aún, por medio de un préstamo, que aunque legalmente es posible, dejaría mal parado al sistema, que todavía debe cumplir   muchos otros requisitos para su fortalecimiento.

Habiendo tantos rubros en los que se puede hacer recortes, tampoco debiera ser tan difícil que las autoridades consigan el dinero solicitado.

Son abundantes los gastos innecesarios en los que incurre la actual administración, y fácilmente podrían conseguirse los casi Q200 millones que necesita el TSE. Solo en propaganda estéril puede hacerse un valioso aporte a este proceso, pero también podrían ayudar recortes en las compras clientelares y politizadas, que no solo están desenfrenadas sino que constituyen la peor evidencia de la desesperación política por conservar el poder, lo cual cada vez parece más lejano, debido al desgaste propio del ejercicio del Gobierno.

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