Año loco

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Luego se exilió en Panamá. Allí compone baladas contra el golpe. Él mismo las canta en tono de canción protesta.

Si el año pasado estuvo marcado por el mal gusto, el próximo se caracterizará por la insania. En efecto, las ceremonias kitsch marcaron la superficialidad de la dirigencia estatal. Hubo bancarrota de la seguridad, atolondramiento financiero estatal, narcopropaganda y ridículo ante las naciones. Su resultado: el enloquecimiento.

El año entrante, el delirio se apoderará de todas las áreas de gobierno. Cada vez más, el Ejecutivo aumenta su locuacidad. No existe vocero gubernamental y la interpelación es un ejercicio entre el máximo representante y los periodistas de la fuente. La autoestima es exagerada, mostrándose en el incrementado gasto de propaganda. Se anuncian proyectos imposibles como generar campos de siembra de amapola que se pierdan en el horizonte para conseguir suficiente goma de opio que desplace al triángulo de oro, a Afganistán y Myanmar. ¿Creen que existe un mercado libre de insumos farmacéuticos? Para fortalecer la defensa nacional comprarán drones equipados con misiles antipersona etc. Sin duda: están locos.

Ya se advirtió la falta de control sobre el habla de la señora vicepresidenta. Una analista comparó la lengua de la señora con un dragón desbocado. Ofensas contra presidentes, alcaldes, funcionarios públicos y directores de periódicos. El órgano muscular de su cavidad bucal se mueve sin cautela, adquiere características viperinas. No hay duda, está totalmente justificado el tratamiento psicológico. Ojalá se cure, aunque luce lejano.

Lo peor que puede hacerse con un demente es apoyar sus alucinaciones e incoherencias. Por esa razón, en vez de ayudar, la jueza que ha decidido medidas cautelares, solo incrementa el desvarío. No es posible afirmar que una persona que viaja en auto blindado, es protegida por una tropa de guardaespaldas y tiene a sus órdenes, cuando ocupa la Presidencia, a todo el Ejército de Guatemala, sufre de violencia contra la mujer por el ejercicio de la libertad de expresión de un ciudadano. Esa resolución en un litigio malicioso, pervierte el espíritu de esa ley, tan necesaria en un país machista.

La etiología de la enfermedad gubernamental se encuentra en el consumo sin límites de marihuana. Los cargos gubernamentales facilitan su adquisición y consumo. El impulso orgiástico del estupefaciente producirá un año de locura.

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ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.