Bicentenario

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Cuando la catedral se dedicó en 1815, la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala abarcaba todo el territorio actual de la República, más el Soconusco mexicano y el territorio actual de El Salvador.  El territorio y los habitantes de todas las diócesis actuales de Guatemala eran entonces parte integral del territorio y de los fieles de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala.  La catedral es símbolo de ese centro espiritual de donde irradió la evangelización, de donde se nutrió la caridad, de donde creció la santidad a lo largo y ancho del país.

La evangelización se remonta a Jesús.  El evangelista San Marcos relata en dos frases el contenido de la predicación de Jesús:   “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca”.  Eso quiere decir que las etapas en que Dios ha escanciado su providencia para realizar la salvación se han cumplido.  Llega el momento de la gracia.  Con Jesús y en Jesús se acerca el Reino de Dios. 

Es Él quien ha llegado y está cerca, no para juzgar y condenar, sino para ofrecer el perdón y levantar.  Es el momento oportuno y la ocasión propicia.  Por eso, la segunda parte del mensaje es una orden, una convocatoria, casi una conminación: “Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.  Los tiempos propicios de parte de Dios exigen la respuesta justa de parte del hombre.  Esa respuesta tiene dos momentos: arrepentirse y creer.  Los humanos no logramos ver siempre con claridad cuál es nuestra meta, cuál es nuestro fin, cuál es la razón de nuestra vida, dónde está nuestra felicidad consistente. 

Por eso nos encaminamos por derroteros equivocados que dejan la vida sin sentido, el corazón herido y la mente poblada de sombras.  Ahora es el momento de volver.  ¿Volver hacia dónde?  A la fe en el Evangelio.  “Crean en el Evangelio”.  Crean en el camino que les propone Jesús, síganlo a Él.  Él nos enseña que Dios es Padre lleno de ternura y compasión que tiende la mano, que acoge con perdón, que nos llama a sí mismo.  Se abre ante nosotros un horizonte nuevo para entender el significado de nuestra vida a la luz del amor de Dios.

La Iglesia existe en función de continuar la tarea evangelizadora de Jesús.  Ella es la comunidad de los que creen en el Evangelio y siguen a Jesús para iluminar los pasos de la humanidad y servir al mundo con la caridad.  La Catedral de Guatemala es símbolo físico de la presencia de la Iglesia y del Evangelio de Jesús en Guatemala.  La celebración de este bicentenario es ocasión y motivo para renovar aquella intención que llevó a la fundación de la primera catedral en suelo guatemalteco, cuando se creó la diócesis de Santiago de Guatemala en 1543, que guió e impulsó la evangelización de este país.

ESCRITO POR:

Mario Alberto Molina

Arzobispo de Los Altos, en Quetzaltenango. Es doctor en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico. Fue docente y decano de la Facultad de Teología de la Universidad Rafael Landívar.