Bienvenidos los del sur

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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El diseñador se ha de haber inspirado en un ranchito navideño, de esos que tienen cuatro parales y techo a dos aguas. Es igual, pero a escala natural. En vez de paja le engrapó un plástico, por si llovizna. Esto es el progreso. Somos un país moderno. Los alcaldes trabajan para mejorar su municipio. Qué linda es mi Guatemala.

El picop tiene tablas a cada lado de la palangana. Son los asientos. Los que van de pie se cogen de un palo que sirve de agarradero sobre sus cabezas. Va lento el picop-bus, no por consideración a los pasajeros sino porque no tiene más fuerza. Aún así, viaja a 50 km/h, lo que es bastante en una carretera que pasa frente a casas y negocios. Los usuarios aprietan sus pertenencias, saben que en cualquier momento la cosa puede dar vuelta.

Pregunto cuánto cuesta el pasaje y me responden que “tres varitas” (Q3). El picop se vacía en Boca del Monte, cerca de una Despensa. Las llantas recobran gordura. El chofer pela los dientes, da la vuelta y regresa por donde vino a traer más pasaje a Matasanos —ruin alegoría es el nombre del poblado—.

Según se ve, el progreso del país incluye el transporte de personas como si fuésemos vacas. Ese carro de la muerte no sería utilizado por el alcalde de Villa Canales, Érick Estuardo Pocasangre —qué alegoría, su nombre—, con su familia dentro. Después de los mortales buses rojos, los tuc-tucs sobrecargados y los bici-taxis tan de moda en la capital, estos picops son lo más miserable usado como medio de transporte.

Más allá están la avenida Hincapié, Los Próceres, Oakland, los maniquíes humanos de Milo Méndez, el Árbol Gallo. Para llegar del sur al paraíso puede hacerlo encaramado en este transporte de carga por tres “varitas”, avalado, supongo, por la Municipalidad de Villa Canales. Viajar es un placer. Más todavía si va de paseo a un mall.

Eso sí, agárrese bien. Si no alcanzó tabla para sentarse, tenga paciencia: en el cruce de la carretera de Villa Canales con la Calle Real de Petapa siempre se baja un alma, viva o muerta. No hay semáforo ni paso peatonal, así que, “aguas”. Siga recto. Pasará el bar Cañonazo, el cementerio de Boca del Monte, despuesito, unos comercios donde hay cajeros a sus respetables órdenes. Bájese del coche-ataúd poco antes de llegar al Pollo. Luego, encarámese a una camioneta que va de Boca hacia la zona 13. Dios mediante, llegará sano y salvo a hacer su shopping. La ciudad es violenta, pero, eso sí, muy moderna. Por ahí abrieron un bonito Starbucks, la pasará bien, en familia. Las boutiques ya lanzaron su colección de fin de año. Los negocios tienen de todo. Y ¿ni sabe qué? Todo, todito está en oferta.

@juanlemus9

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