Caldo de piedra

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A los viajeros no les quedó más remedio que hacer una fogata en la plaza del pueblo, colocar una gran olla con agua, echar una piedra al centro y esperar a que el agua hirviera. Los aldeanos curiosos preguntaron ¿qué cocinan? “Una sopa de piedra”, respondieron los viajeros y agregaron: “Solo nos faltan algunos ingredientes para que quede realmente deliciosa”. Los aldeanos, a cambio de un plato de esa extraña sopa, decidieron colaborar con sal, pimienta, verduras y carnes. ¡Finalmente, viajeros y aldeanos disfrutaron juntos de un sabroso caldo de piedra!

El mensaje de esta historia muestra cómo, en circunstancias difíciles, hasta “una piedra” puede generar relaciones entre las personas y propiciar que cooperen para resolver un problema que beneficiará a todos. Esa lección es la que dio origen, con el apoyo de donaciones de organizaciones y personas individuales a la biblioteca comunitaria Caldo de Piedra, que actualmente la dirige con admirable entusiasmo Rosita Passarelli de Steele.

La niñez guatemalteca de escasos recursos no tiene la oportunidad de disfrutar el mundo mágico de la lectura. El hábito de leer es una herramienta que genera en el niño una actitud de aprendizaje permanente, despierta su inteligencia, le ayuda a descubrir qué amaría hacer en su vida en lugar de quedarse atrapado en algo que le hará infeliz.

Con esa clara visión, Rosita lleva a cabo dos programas diarios. En las mañanas, el maestro Carlos López, el cuentacuentos, y Rosita visitan establecimientos escolares. La actividad de lectura no la realizan en las escuelas, sino en el kiosco del parque central de la aldea o en la biblioteca si el establecimiento cuenta con una. Cada media hora llega un grado, de primero a sexto, para escuchar el cuento que los niños eligen. La alegre lectura y la conversación de cierre se llevan a cabo entre petates y cómodos cojines donados por Caldo de Piedra a las escuelas.

En las tardes, la biblioteca abre las puertas para los niños y niñas que deseen escuchar un cuento, las 15 horas. En la biblioteca también pueden realizar tareas escolares, pintar, hacer manualidades o jugar en el jardín. De acuerdo con Rosita, el rendimiento escolar de los niños que visitan con frecuencia Caldo de Piedra mejora notablemente.

Caldo de Piedra es un modelo de biblioteca comunitaria que debería de repetirse en todos los municipios de Guatemala. Rosita, con la dulzura que la caracteriza, me dijo: “Siento que lo que más les gusta a los niños, además de leer cuentos, es que se sienten atendidos y queridos”.

clarinerormr@hotmail.com

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