Calvario del migrante

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

|

En 2012, uno de esos policías mató a los migrantes guatemaltecos Marcos Antonio Castro y Leonardo Coj, disparándoles desde un helicóptero, mientras iban en la palangana de un vehículo. No hubo consecuencias legales para el patrullero porque para esas personas un migrante vale menos que una rata. Un jurado del sur de Texas argumentó que se trató de una equivocación: el patrullero creyó que en la palangana iba droga y por eso disparó…

Habría que ser ingenuos —tontos— para tragarnos tal justificación. La cónsul de Guatemala en McAllen, Texas, Alba Cáceres, luego de sus gestiones ofreció lo que me parece una pobre declaración: “Estamos satisfechos, hasta cierto punto (…) de manera que no se dispare más desde helicópteros”. Ahora un agente puede disparar desde una aeronave siempre y cuando crea “razonable” que un sospechoso viaja armado y quiere matar a otros.

También en Arizona, el año pasado “se suicidaron” los guatemaltecos Elsa Guadalupe González y Jorge García Mejía, en el centro de detención Eloy, en Phoenix, mientras eran custodiados por policías de migración y aduanas. No se sabe ni cómo “se suicidaron”. En esa oportunidad, el Consejo Nacional de Atención al Migrante dijo que pedirían una explicación a las autoridades de migración de Estados Unidos. En pocos días se cumplirá un año del suceso, supongo que ya tendrán un informe. Y más que un informe, se necesitará una verificación.

Conocida es la brutalidad con la que operan esos policías. En marzo pasado, se difundió la noticia de que un miembro de una patrulla de Texas violó a tres hondureñas. Mientras tanto, el TPS sigue siendo la mentirosa publicidad de agua potable en millas de sequedad. Y los tratan como a criminales, los engrilletan. Si las remesas han aumentado en el país es porque los migrantes prefieren anticiparse a enviar todo lo que tienen antes de que los traigan sin nada. La administración de Obama ha deportado casi a dos millones de personas. En lo que va del año, la cantidad supera los 15 mil 300 guatemaltecos más unos ocho mil traídos por vía terrestre de México.

Pese a todo, las personas siguen intentando irse porque aquí la muerte social es segura. O será súbita, debido a la inseguridad. Quizá les parece mejor cruzar el desierto donde pasarán hambre, sed y vejaciones antes que quedarse aquí en medio de lo mismo, pero sin esperanza.

Y no solo por motivos migratorios hay injusticia en las fronteras. De Belice también nos ha llovido muerte. El asesinato de Tomás Desdicho Ramírez por parte de soldados beliceños, cuando chapeaba con su hermano un área para sembrar, es evidencia de ese calvario, de esa impotencia nacional. Se sabe que son frecuentes las agresiones de las tropas beliceñas. El canciller Fernando Carrera dice que investigan los hechos, el FBI incluido. Esperemos resultados. No mataron gallinas.}

@juanlemus9

ESCRITO POR: