Cárcel pintada de verde

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El santuario Tigers for Tomorrow, en Alabama, USA, dirigido por Susan Steffens, recibió al agonizante Kazuma, que vivió torturado por la gente del circo durante 16 años. Hace pocos días, el señor Erdmenger me escribió para contarme que Kazuma está feliz. Cito un párrafo de su agradable nota: “Kazuma está magníficamente bien. Ha ganado peso.

Le hace —trampa— a quienes le dan de comer. Cuando él los ve llegar, corre hacia el lugar donde le darán de comer tratando de llegar antes que ellos. Su cadera ha mejorado muchísimo. Cuando hay mucho calor en el verano, le encanta que le echen agua con manguera y que se la esparzan con un ventilador eléctrico. ¿Qué le parece? Le ponen trozos grandes de hielo con algún saborcito a su comida, y así se la pasa jugando con quienes lo cuidan hasta que ‘cae muerto de cansancio’ y se echa a dormir un buen rato. Lo atienden como él se merece, como un rey”.

La lucha por rescatar a Kazuma duró años. Sin embargo, miles de animales que siguen cautivos en los zoológicos y en los circos que vergonzosamente siguen siendo autorizados en Guatemala no tendrán la misma suerte. Para colmo de males, quienes administran el zoológico La Aurora han demostrado ser tan insensibles como los cirqueros del Jordan Bros., porque han permitido que se realicen conciertos de música electrónica en el área del zoológico. En cualquier país civilizado eso es inadmisible. Los sonidos sobrepasan el límite tolerable de decibeles y generan un alto estrés en los animales que de por sí ya viven estresados por el paso de los aviones y la asistencia masiva de personas.

Hoy, 21 de diciembre, es un día propicio para reflexionar sobre nuestra relación con la Madre Tierra. Hemos vivido sordos al llamado de las especies de animales que son secuestradas de sus hábitats y viven presas en Guatemala. Los animales no son “objetos”, son seres vivos que sienten. Esta columna es un llamado para que las empresas no promuevan conciertos en el zoológico La Aurora.

Me uno a las voces de los defensores de los animales para que se inicie una campaña para trasladar este zoológico a un lugar apropiado y sea transformado en un refugio que cumpla con todas las normas de respeto para los animales. Por ahora es una cárcel pintada de verde. Nuestra niñez necesita aprender que los seres humanos no estamos solos, que formamos parte de la comunidad de la vida en la Tierra.

“Guatemala de la ‘nueva era’ deberá ser libre de zoológicos e impedir la circulación de circos con animales”, susurró el Clarinero.

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