Congreso preocupado

Ileana Alamilla

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(UEC) de la Cámara de Diputados.

Entre las causas a las que se atribuye esta crítica situación, se mencionan la “…desarticulación de la agricultura con la industria, mala calidad y bajo rendimiento de la tierra, por erosión y degradación de los suelos, baja productividad en algunos cultivos, bajos niveles de capitalización física y humana, caída drástica en la inversión pública, carencia de infraestructura y tecnología, y falta de créditos…”. También incluyen “… la migración, incidencia del narcotráfico en los patrones de cultivo y posesión de las propiedades agropecuarias, así como la escalada de violencia e inseguridad, pobreza extrema, bajos niveles educativos, carencia de servicios públicos, mala nutrición, falta de oportunidades escolares y laborales para los jóvenes, y trato discriminatorio y violencia hacia las mujeres, no solo en el ámbito familiar sino comunitario”.

Señaló la UEC que entre las consecuencias de esta lamentable situación está la importación de alimentos básicos “por encima de lo que recomienda la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que es de 25 por ciento. En México, la compra de alimentos básicos del exterior es de 45 por ciento de lo que se consume”. Agregó que las importaciones de productos agropecuarios “han crecido notablemente, casi cinco veces”, entre 1993 y 2012.

La UEC señaló, en relación con los incrementos en los precios de los alimentos, que estos “…avivaron la pobreza alimentaria…”, generando “…erosiones en la seguridad alimentaria, porque se deterioró el poder adquisitivo de los ingresos”.

Pero lo que mejor resume la preocupación de los diputados por esta problemática es la aseveración de que “… el abandono del campo también se refleja en la creciente pobreza de sus habitantes…”.

El contenido del artículo citado, resulta oportuno para reflexionar sobre nuestra realidad nacional y la pertinencia de mantener un nivel racional de “soberanía alimentaria”, especialmente de cara a garantizar la disponibilidad y el acceso a los alimentos que señala la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, en un marco deseable de desarrollo rural integral.

El abandono del campo, a partir de las políticas neoliberales que se aplicaron en este ámbito luego de la firma de la paz, así como las tendencias contemporáneas que pretenden resumir la solución de la problemática agraria y rural con el crecimiento económico no ligado a actividades agropecuarias, encuentran en este informe de la UEC una respuesta categórica.

¿Qué opinan de esto nuestros diputados (as)?

iliaalamilla@gmail.com

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