Corre sangre joven de los venezolanos

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el nepotismo y la corrupción rampante y descarada de la mayoría de los políticos pertenecientes a los dos partidos dominantes de la escena venezolana durante demasiados años.

MADURO, AL SER comparado con Chávez, demuestra tener un bastante menor nivel de capacidad y de reflejos políticos. Le queda grande el traje de presidente, porque su inicio en el campo de la política es el resultado de sus actividades en el sindicalismo, donde ascendió y supo colocarse a la vera y bajo la protección del finado presidente, incluso antes de llegar a la primera magistratura de la Nación. Se le considera por muchos sectores internos y externos como un remedo de quien engendró y desarrolló el chavismo, por cierto sin tomarse la molestia de explicarlo de manera coherente en sus bases de pensamiento político, económico y social, temas nunca desarrollados en sus discursos, sino simplemente esbozados en medio de sus gritos y verborrea.

CUANDO UN GOBERNANte se hace el desentendido del uso criminal de las armas estatales en contra de poblaciones indefensas y desarmadas, o —peor aún— lo ordena, está gobernando sentado en las bayonetas. Hay algunos otros signos claros de desintegración y de próximo derrumbe: la acusación a quien sea, de ser responsable de fenómenos económicos como la escasez de bienes y servicios. En ese marco de desesperación, arremete contra todo aquel cuyas opiniones sean diversas a la verdad oficial y por eso desde hace años las arremetidas contra la prensa ajena al gobierno han sido constantes. La última es la estrangulación de periódicos utilizando el sistema de negarles divisas para la adquisición del indispensable papel periódico.

LAS BAYONETAS NO SOLO le sirven a Maduro para estar sentado sobre ellas, sino ahora para masacrar a su propio pueblo. Y hacerlo contra quienes participan en mayor cantidad en las manifestaciones: los jóvenes. En Venezuela existe una larga tradición de salir a la calle a expresar protestas, a diferencia de países como Guatemala, donde los llamados a expresarse en público tienen una raquítica asistencia. En cierta forma la presencia juvenil en las calles es una prueba de cierto entusiasmo y confianza en lograr cambios por medio de esas demostraciones. El mundo está lleno de copias de los videos tomados por numerosos participantes o transeúntes, utilizando sus teléfonos. Ya no se puede evitar el conocimiento mundial de la actitud asesina.

LOS CERTÁMENES DE BElleza en Venezuela despiertan el orgullo nacional. Hace pocas semanas una ex Miss Venezuela fue asesinada con su esposo por delincuentes, y el miércoles, una modelo murió de un tiro en la cabeza mientras manifestaba. El mundo conoce hoy la dramática foto de cuando, agonizante, la bella muchacha es llevada en moto, entre el tráfico, en búsqueda de un hospital. Esos dos femicidios son un símbolo de la Venezuela de esta semana, pero sobre todo de haberse llegado a la masacre de gente sin armas, cuyo pecado fue participar en una manifestación cívica. Por ahora aún apoyan algunos sectores populares al régimen, pero este caerá cuando también dispare a mansalva contra quienes se unan a las actuales manifestaciones.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.