Difícil tránsito hacia el cambio

Si bien es cierto que las fuerzas de seguridad constituyen tan solo una parte de todo el engranaje de la aplicación de la justicia, son la piedra angular del proceso, puesto que están a cargo de la prevención y también de la atención inmediata de los hechos violentos, por lo cual se hace necesario señalar que se continúa incurriendo en prácticas que únicamente ocasionan desgaste de la imagen institucional, sin que ello rinda réditos en la opinión pública.

Una de las tácticas más criticadas pero que paradójicamente más se ejecutan son los retenes policiales o militares instalados en diversas calles y carreteras del país. Las autoridades de Gobernación insisten en que se trata de una medida de prevención y control, pero sin brindar cifras contundentes de su efectividad. De hecho, aún no se cuenta con un monitoreo sistematizado sobre los hallazgos concretos de tales puestos de registro que permita darles una justificación práctica.

Por el contrario, la mayoría de estos operativos parecen antojadizos, decididos de manera unilateral por diversas comisarías y aun por policías, lo cual se presta a exacciones y abusos, por no mencionar el entorpecimiento del tránsito, que en días como los de Semana Santa se traduce en prolongados embotellamientos, como ocurre en San Lucas Sacatepéquez, por ejemplo, en donde la ruta Interamericana se convierte en un detestable cuentagotas, debido a la rudimentaria metodología de bloquear un carril para solicitar documentos a los conductores.

Ese es el mejor ejemplo de lo torpes que pueden llegar a ser esas medidas, pues en vez de constituir un aporte a la seguridad vial son el principal foco de embotellamiento vehicular, pues en esa bifurcación, que conduce a Chimaltenango o a Antigua Guatemala, ya de por sí es complicada la circulación como para que se le reste uno de los carriles a esa ruta de carácter internacional que más bien debiera contar con otra línea adicional para evitar esos atascos, que se prolongan demasiados kilómetros y son innecesarios, por no ser ese tramo una área de peligro.

Por otra parte, muchos de los puestos de registro en los distintos trayectos del país parecen estar dirigidos hacia otros propósitos y no a la seguridad vial, ya que es común que los agentes encargados de las inspecciones se dediquen a la rutinaria revisión de la documentación de los conductores y no al estado de los vehículos o el sobrepeso, que son la causa de tragedias. Tristemente resulta indiscutible que muchas cosas difícilmente cambiarán si continuamos aplicando los mismos procedimientos.

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