Escabroso camino del endeudamiento

De hecho, en materia económico-financiera, salir de ese tipo de problemática requiere de una férrea disciplina gubernamental y, lo más lamentable, de un gran sacrificio de los ciudadanos, que son los que siempre pagan las consecuencias de la irresponsabilidad gubernamental, y ello se traduce en limitaciones y controles más férreos o en restricciones en determinadas operaciones, como también puede verse estos días en Venezuela. Inconvenientes que se pueden evitar si el endeudamiento se mantiene en lo prudente.

Por ello es que hay que desconfiar de las palabras del Ejecutivo cuando se afirma que la deuda de Guatemala todavía no alcanza los límites internacionalmente considerados riesgosos. Baste recordar que nuestra historia reciente tiene suficientes ejemplos de las consecuencias de las malas decisiones, las cuales, lamentablemente, caen en administraciones posteriores, en las que se requieren medidas drásticas de recuperación que provocan, además, un estancamiento económico.

Guatemala se encuentra ya en un terreno escabroso, como lo evidencia el hecho de que la tercera parte de lo que recauda el Estado en materia de impuestos se dedica al pago de préstamos, los cuales continúan extendiéndose, como anunció la semana pasada el Banco Mundial, que comunicó que se había autorizado un nuevo adeudo por US$340 millones. Esto implica que buena parte de los recursos que ingresan en las arcas nacionales continuarán reduciendo la posibilidad de inversiones productivas, porque estarán dedicados al pago de esos empréstitos.

Hasta ahora, la macroeconomía guatemalteca ha mantenido estándares manejables, y eso es un reto por que los gobernantes mantengan esa disciplina, porque cualquier alteración a ese balance puede resultar perjudicial para millones de personas que resultan siendo víctimas y corresponsables de pagar compromisos en los que nada tienen que ver. Además, se ven obligados a cubrir supuestos beneficios que resultan caros de pagar, porque además mucha de la obra pública se vuelve más onerosa por la corrupción.

Hay otras advertencias que tampoco deberían soslayarse, como el reciente anuncio de la calificadora Fitch Ratings, que rebajó la nota de Guatemala, por considerar que no se está cumpliendo con estándares de crecimiento, ni mostrando capacidad de atender demandas sociales. Síntomas preocupantes que se unen a lo expresado el viernes en Miami, cuando un grupo de economistas advirtió de que Latinoamérica está en riesgo de caer en estancamiento económico, debido al bajo crecimiento proyectado. Eso, sentenciaron, puede contribuir a crear inestabilidad política.

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