Exilio fiscal

JORGE JACOBS A.

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Y eso que todavía no han aprobado el incremento de impuestos para los “ricos” que Hollande prometió durante su campaña. Inicialmente sólo había decidido mudarse al otro lado de la frontera belga. La decisión de renunciar a la ciudadanía francesa la tomó luego de que el primer ministro calificara de “despreciable” su decisión de mudarse al vecino país. De una manera categórica le respondió:

“No pido que nadie apruebe mi comportamiento. Pero pido respeto, al menos. No todos los que se han marchado de Francia han sido injuriados, como yo. ‘Despreciable’, dice usted señor Ayrault. ‘¡Qué comportamiento tan despreciable!’. ¿Quién es usted para juzgarme de ese modo, señor Ayrault, primer ministro del señor Hollande, quién es usted? Yo… no he matado a nadie, he construido mi carrera, trabajando. A lo largo de 45 años, he pagado más de 145 millones (de euros) de impuestos. Doy trabajo, en Francia, a ochenta personas. Ni me quejo ni presumo de nada. Pero no puedo aceptar ser calificado de despreciable. Le devuelvo mi pasaporte, señor Ayrault. Y mi tarjeta de la Seguridad Social, que no he utilizado jamás”.

Agregó Depardieu que aunque seguirá”amando” a los franceses, se va del país porque los socialistas “consideran que el éxito, la creación, el talento, y en realidad la diferencia, tienen que sancionarse”.

Este es un nuevo capítulo en el lento pero seguro camino hacia el final del sistema benefactor mercantilista que está acabando con la riqueza en tantos países ahora “desarrollados”, los que para crearla se basaron en principios que ahora desprecian. Están acabando con los creadores de riqueza y a los pocos que todavía quedan los están ahuyentando. Para los países también se aplica el dicho de: “padre arriero, hijo caballero, nieto pordiosero”. Y estos países ya van para la tercera etapa.

Mis respetos para Gerard Depardieu que tuvo el coraje de darle un hasta aquí a todos esos gorrones que se acostumbraron a vivir de lo que otros producen y ahora hasta se dan el tupé de despreciarlos por no querer continuar manteniéndolos.

Los burócratas y tecnócratas, también acostumbrados a vivir de lo que otros producen, nunca entenderán que los pagadores de impuestos no son ni sus súbditos ni mucho menos sus esclavos. Si los presionan lo suficiente, siempre encontrarán alguien más que aprecie sus habilidades para crear riqueza.

Concluye su carta Depardieu: “A pesar de mis excesos, mi apetito y mi amor por la vida, yo soy un ser libre, Monsieur, y seguiré siendo educado”.

P.S.: ¡Que pasen todos una muy feliz Navidad!

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