Fantasma de segregación regresa a EE. UU.

Las grandes manifestaciones de Liberty City, en Miami, en 1980; en Los Ángeles, en 1992, y Cincinnati, 2001, por absolución de policías blancos que habían matado a afrodescendientes, deberían ser suficientes lecciones para que Estados Unidos analice esos veredictos y sus consecuencias.

Pobreza, segregación y más presión policial sobre la comunidad afroestadounidense son los ingredientes principales de la tensión racial latente en Estados Unidos, que corre el riesgo de activarse en forma violenta con casos como la muerte de Brown.

“Lo que vemos en Ferguson es el resultado de la frustración de la comunidad negra, que se siente desamparada ante la justicia”, dijo Seema Sadanandan, directora en el Distrito de Columbia de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos.

Sadanandan tildó de “extremadamente rara”  la decisión del gran jurado de dejar sin juicio al policía blanco Darren Wilson, que el 9 de agosto pasado mató al joven Brown, de 18 años, cuando este iba desarmado, y cuya exoneración ha causado graves disturbios en Ferguson y en al menos 130 ciudades de 37 estados.

En el caso de Ferguson, la población afrodescendiente, además de persecución policial, sufre pobreza, segregación y una de las tasas de desempleo más altas del país, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos.

Las cifras revelan que Ferguson ha sufrido una transformación espectacular, pues los blancos, que en 1980 formaban el 85% de sus vecinos, han sido sustituidos por la comunidad afrodescendiente, que constituía el 67% de población entre el 2008 y 2012.

Los índices de pobreza crecen en Ferguson, donde se llega a un desempleo del 13%  —el doble de la media nacional—, que incide especialmente en la población afroestadounidense.

Según datos del censo, en el 2012 uno de cuatro residentes vivía por debajo del índice de pobreza de US$23 mil 850 anuales para una familia de cuatro miembros, y de ellos, un 44 por ciento debía sobrevivir con la mitad de esos ingresos.

Las desigualdades no han parado de crecer, pues el número de personas por debajo de esa línea de miseria pasó de entre el 4 por ciento y el 16 por ciento en el 2000, al 20 por ciento entre el 2008 y 2012.

Además, la crisis empuja a las personas de color y más pobres fuera de las ciudades y las desplaza al extrarradio, lo cual es una de las causas de la tensión racial, mas no la única.

Un informe de Brookings Institution explica que este tipo de concentración de la pobreza, como la que se produce en el sureste de Ferguson, se está volviendo común en otras zonas suburbanas de Estados Unidos.

El resultado es la segregación territorial y una desigual representación también dentro de las instituciones.

El debate está puesto en  la mesa. En el caso de Ferguson, vale la pena ponerse en los zapatos  de la familia de Brown y  de la del policía Darren Wilson.

La familia de  Brown dice que este iba desarmado y no hizo ningún movimiento sospechoso que justificara la acción policial. Alzó los brazos frente al policía e intentó entregarse. Sin embargo, el agente  dijo al jurado que el joven, de casi dos metros de estatura, se abalanzó contra él, por lo que temió por su vida y tuvo que actuar y accionar su arma.