Justicia y condenas

Jaime Francisco Arimany

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Simultáneamente, se tiene la visita en nuestro país de la alta comisionada adjunta de la ONU Flavia Pansieri, para la lucha contra la impunidad, tanto en el pasado como en el presente; quien a su vez insiste en que sean profesionales de indiscutible idoneidad, integridad, con una inclusión equitativa de aspirantes mujeres e indígenas para integrar la nómina final de candidatos para magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Apelaciones y, además, discutiendo el punto resolutivo del Congreso en el cual se niega que hubo genocidio en Guatemala. ¿Tendrá razón de decirnos a quién elegir y de criticar la resolución del Congreso?

En el primero de los casos, debemos pensar no solo en el lavado del dinero, sino en las consecuencias de los robos descarados de los gobernantes, cuya consecuencia por la falta del dinero quitado a los fondos públicos incluye la mala atención médica en los hospitales, con la consecuencia de muertes de niños, mujeres y hombres; falta de fondos para las escuelas públicas, llevando a una ausencia y abandono de alumnos que no terminan su período escolar; bajos salarios y falta de armamento adecuado para las autoridades policiales, por lo cual no pueden dar una protección adecuada a la ciudadanía; jueces que no tienen buen apoyo por las fiscalías, que carecen de fondos para realizar investigaciones con seguridad personal para ellos y para equipos de investigación.

¿Cuánto tiempo se debe pagar en la cárcel por las faltas anteriores, cuánto tiempo de cárcel vale la muerte de cada niño, mujer u hombre por mala atención médica o por falta de medicinas?

En el segundo caso, la señora insiste en genocidio, pero veamos qué se reconoce sobre ese término: El genocidio es un delito internacional que comprende “cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”; estos actos comprenden la “matanza y lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo”.

Señora: los puestos públicos deben ser ocupados por capacidad e integridad, no importando sexo o raza. Es claro que en Guatemala no hubo crimen por raza o religión. Hubo violaciones y masacres; por ellas, si se quiere hablar de justicia, deben ser llevados a juicio quienes las cometieron.

jfarimany@hotmail.com

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