LLAMA LA ATENCIÓN el hecho de la casual presencia de quien iba a ser ungido para el cargo ya mencionado, en la sede del Congreso de la República, para no perder ningún momento a iniciar su trabajo en un segundo período, a pesar de la prohibición constitucional. Vale la pena indicar: señalar la incorrección y la imposibilidad de explicar por lógica y por gramática la decisión de la Corte de Constitucionalidad, no implica necesariamente considerar al ungido como alguien con pocas capacidades para el puesto. Eso, obvio, es motivo de otro análisis. Sólo es necesario incluir esta elección, merecedora como pocas del calificativo de acelerada, realizada en un escenario donde se han realizado algunas de las peores confrontaciones entre el PP y el Líder.

CUANDO NO EXISTÍA DICHA alianza, los lideristas no dudaron un momento en interpelar a la Ministra de Educación, cuya tarea en beneficio de miles de escolares está directamente relacionada con el presente y el futuro de los niños guatemaltecos menores de 15 años, cuyo número alcanza 6.4 millones, según las proyecciones realizadas por la organización Population Reference Bureau (Oficina de referencia de población) y publicadas ayer por Prensa Libre. Ahora, ya en el mismo tálamo político, tampoco dudaron en abortar la interpelación del ministro de Energía y Minas, anunciada con bombos y platillos hace poco. Esas interpelaciones han sido una pérdida de tiempo, pero la decisión liderista no se debe a un súbito ataque de responsabilidad.
 
LOS AMANCEBAMIENTOS políticos tienen muy poca duración cuando ocurren en países donde los partidos políticos son en realidad grupúsculos seguidores de alguien autodenominado líder, como es el caso de Guatemala. Ciertamente las alianzas entre partidos opositores son un fenómeno más o menos común. Pero se trata de yuntas políticas realizadas sobre determinados programas o criterios, aunque la ideología no sea la misma. En el caso chapín, donde en resumen no hay ideología en las agrupaciones tribales apodadas partidos, al realizar un análisis con el cinismo como uno de los integrantes, es posible identificar con facilidad el verdadero motivo de esos contubernios, o sea la aplicación del criterio de “hoy por ti, mañana por mí”.

LA DUDA SOBRE LA RUPTURA del actual patrio-liderismo evidente no es sobre si va a ocurrir, sino cuándo, y cuáles serán los efectos en el nivel de las acusaciones mutuas fácilmente predecibles para la campaña electoral ya en marcha, aunque no oficialmente abierta.  Habrá un tiempo de un silencio a las críticas entre ambos, o una notable disminución de frases duras como las pronunciadas en su presentación oficial en sociedad, un domingo en el parque central, por el candidato patriotista contra quien es dueño y señor, y por tanto también candidato, de los lideristas. Por el momento, dudar de la falta de ataque estos últimos al partido oficial sería una prueba de inocencia política. El tiempo corre y pronto comenzarán las hostilidades.

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