Tímida apuesta por región clave

La iniciativa no puede dejar de aplaudirse, pero es obvio que, de aprobarse ese aporte, este será insuficiente para lograr un impacto perdurable en los tres aspectos que considera la Casa Blanca importantes para bajarle revoluciones a la espiral de violencia y delincuencia en la que se encuentran sumidos Honduras, El Salvador y Guatemala, pues también existen muchos otros rezagos que no pueden soslayarse. Algunos  incluso son tan importantes que inciden de manera determinante en los otros.

Uno de estos es el combate de la corrupción gubernamental, que si no se incluye de manera específica puede echar a perder el trabajo que se pueda hacer en otras áreas, pues tanto la criminalidad  como el tráfico de estupefacientes han sido tareas difíciles de resolver,   debido a que las estructuras criminales están infiltradas en el Estado a diversos niveles. La sola certeza de una persecución penal por lavado de capitales puede constituir un disuasivo para aquellos personajes que medran con el erario y el poder.

 No es nuevo decir que la mayoría de las instituciones estatales presentan síntomas de estar penetradas por el crimen organizado, algo que  se agrava paulatinamente,  pues cada vez hay campañas políticas más dispendiosas, sin que exista una cuentadancia sobre la procedencia de ese financiamiento. A nivel de alcaldías y diputaciones pululan aspirantes que no precisamente se han distinguido por su éxito en honrados negocios, sino al contrario, son rostros advenedizos cuyo patrimonio está lejos de tener explicación.

Por otra parte, el éxodo migratorio que tanto alarma y pone en problemas a las autoridades estadounidenses tiene un posible antídoto en la generación de condiciones reales de desarrollo.

 Ante semejante panorama, es necesario que Washington revise sus números, porque a primera vista parece que esos recursos serán insuficientes para enfrentar una problemática que convierte a la región en una de las más violentas del mundo, así como una de las más desiguales social y económicamente: lo paradójico es que las mismas autoridades intentan maquillar los datos para aparentar éxito en la gestión, lo cual a su vez disminuye las posibilidades de obtener mayor apoyo.

Cierto es que resulta alentador plantear este incremento de ayuda como un avance, porque se triplica el monto, pero también debe recordarse que solo el Plan Colombia seguramente costó  muchísimo más, y  sin embargo  el narcotráfico solo parece haber trasladado operaciones a otras naciones que quedan mucho más próximas al gigante del norte,  que bien haría en comenzar a invertir en ella como una zona aliada y no como un jardín trasero.

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