Tráfico ilícito

*EDUARDO E. HERNÁNDEZ HERRERA

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En las décadas de 1960 y 1970 se dio la mayor depredación de sitios arqueológicos especialmente en Petén, cuyos bienes fueron traficados ilícitamente hacia mercados de Estados Unidos y Europa.

La realidad del tráfico ilícito en gran parte se debe a coleccionistas privados —nacionales y extranjeros—, quienes en su afán de poseer bienes arqueológicos como parte de su riqueza y prestigio, pagan fuertes cantidades de dinero sin tomar en cuenta que esa actividad se desarrolla a costa de la historia, cultura y valores de nuestro país; la misma suerte tienen los bienes religiosos de iglesias, museos y de particulares, que al no desarrollar acciones preventivas ante casos de robo y hurto se hacen vulnerables de entran al mercado ilícito. El interés particular en la adquisición de bienes arqueológicos y religiosos es lo que motiva a los delincuentes del patrimonio cultural a depredarlo, a esto se le suma que a nivel administrativo no se cuenta con un presupuesto digno para su protección y defensa.

El Ministerio de Cultura y Deportes, por medio del Departamento de Prevención y Control de Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, trabaja en forma coordinada con instituciones como el Ministerio Público, la Intendencia de Aduanas —SAT, OCN, Interpol, Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otras—, ha desarrollado acciones para la defensa de dicho patrimonio y contrarrestar las amenazas que padece, logrando hasta el momento la recuperación de 10 mil 681 bienes culturales.

Para combatir la depredación del patrimonio cultural se debe sensibilizar a toda la población, con el objeto de que se interesen en conocer su valor e importancia, y que denuncien cualquier acción delictiva en su contra.

*Jefe del Departamento de Prevención y Control de
Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, Ministerio de
Cultura y Deportes.

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