Una respuesta general

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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En muchos casos, los pueblos asimilaron esa idea —acaso para no verse obligados a pelear por espacios de dominio—  y con ello se disipó la noción de igualdad entre seres humanos. Situación que pronto lamentaron, pues experimentaron la crueldad de los grupos dominantes que saquearon sus tierras, les violaron sus derechos y cuerpos; los esclavizaron y los volvieron más pobres.

Esa mayoría humillada, que otorgó poderes sobrehumanos a una minoría avara, cayó en un nuevo error, el de creer que serían mejores para gobernar quienes tuvieran apariencia de pobres y hablaran como tales. Los candidatos a gobernar, desde entonces, fingen sencillez, llevan el habla coloquial a la chabacanería; van de mercado en mercado, de pueblo en pueblo, comen tortillas, besan niños, bailan marimba. Acciones tan hipócritas son efectivas, pues los cargan en hombros hacia el poder.

Pero también se descubrió que lo mismo da Chana que Juana, ya que tan criminal o imbécil puede ser un tipo de casi dos metros, blanco, con título, que otro de metro cincuenta, moreno, con el mismo título. La idealización dio un giro dramático, de confusión. Fulanos de poca monta, blancos o prietos, pararon en diputados, jueces, magistrados, decanos, presidentes.

Padrotes de las leyes se ubicaron en puestos clave. De esa manera, la vida nos dio una nueva lección: el problema no es de apariencia ni de astucia. Pero ni así aprendimos, porque se propagó la mentira de que el problema era de las ideologías, aun cuando no estábamos ni estamos en el terreno ideológico. Estamos apenas en la pobre interpretación digerida de las ideologías. Estas son administradas por unos a otros como hacen ciertos animales con sus crías: tragan resúmenes que luego vomitan entre el pico de los más débiles para construirles una opinión.

Todo ese relajo genera pleitos,  incluso menores, como la confrontación entre personajes del arte y el deporte; controversia estéril en nuestro caso porque tiene trasfondo de resentimiento, desconfianza y complejos generados por años de subyugación.  Nada de esto niega cierta genialidad de individuos —por lo tanto, superioridad creativa—  en el arte, las ciencias o los deportes. Sucede que al sistema le conviene reforzar la división entre sus dominados.

@juanlemus9

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