Uruguay,el país del año

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“Este cambio es un giro tan evidentemente sensible para eliminar a los narcos afuera del mercado, dejando que las autoridades se concentren en los crímenes mayores, que ningún otro país del mundo lo ha hecho. Si algunos lo emulan y otros narcóticos fuesen incluidos, el daño que tales drogas ejercen en el mundo será drásticamente reducidas”, escribe The Economist.

Nadie está a favor del uso de las drogas. Las drogas se han venido consumiendo por centurias y todos los esfuerzos por erradicarlas han fallado, y con ello, creado uno de los negocios más rentables y dañinos del planeta. Según el último reporte de Naciones Unidas, entre 219 y 224 millones de personas consumen cannabis a nivel mundial.

Son pocos los que aún sostienen que la costosa guerra contra las drogas no es un total fracaso. La opinión de los expertos, intelectuales y analistas del mundo aboga por una legalización para arrebatarles a los carteles y narcotraficantes el efecto devastador que sus subterráneos tráficos ejercen en las sociedades, penetrando la justicia, la política y la economía.

Un estudio de la Universidad de Stanford sostiene que los Estados Unidos deben cambiar el giro de su política de gastar más de cien millardos de dólares en forzar el cumplimiento legal y su penalización, a uno de “educación, tratamiento y prevención”.

La lógica del combate de las drogas es insostenible desde hace décadas. El presidente Carter, en 1977, en un discurso al Congreso, dijo: “Las penas por posesión de una droga no deben ser mas dañinas que las drogas mismas”. (Rosenberger, 1996, p25)”.

El estudio de marras de la Universidad de Stanford concluye que los Estados Unidos gastan más de US$100 millardos —costos legales y de prisión incluidos— tratando de erradicar las drogas. De acuerdo con los estimados de la DEA, se captura n menos del 10 por ciento de todas las drogas ilícitas.

El investigador plantea dos preguntas: 1) ¿Cuánto cree usted que costará detener el otro 90 por ciento? 2) ¿Es una suma de cien millardos al año —con un 90 por ciento de fracaso— una buena inversión para el país? Evidentemente no. En términos de la inversión de esos millardos de dólares, vidas destruidas, prisiones saturadas, racismo, muertes relacionadas, pérdida de la libertad, etc, ¿se percibe una disminución en el patrón de uso y acceso a las drogas? Desafortunadamente no.

El enfoque, entonces, debe revertirse hacia la educación y la rehabilitación. Las pocas victorias de la guerra contra las drogas son cuando un adicto. a través de los programas federales de tratamiento, es rehabilitado y se inserta de nuevo en la sociedad. Los beneficios del programa perduran, pues los exadictos, después de tratarse, ingresan a la sociedad convertidos en trabajadores productivos; además de ejercer sobre sus hijos y la comunidad una influencia positiva sobre el abuso de drogas.

“Para descriminalizar las drogas, la sociedad debe abandonar la idea puritánica de que los usuarios de drogas son moralmente ‘defectuosos’. El Gobierno —quien abiertamente ha aceptado el concepto de la adicción— necesita enfocar sus políticas de drogas del lado de la demanda. Los Estados Unidos solo pueden bajar el uso de drogas tratando a los adictos mediante programas de rehabilitación y previniendo su uso a través de la educación”.

Y Mujica lo entendió…

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.