PANÓPTICA

¡Bravo, campeones!

FRANCO MARTÍNEZ-MONT *

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Ante la fastidiosa, hedionda y permanente resaca a la que nos tienen acostumbrados los filibusteros de la clase política, de la cual ya estamos hartos y que ha sido documentada por Cicig (claro, lo que políticamente es correcto denunciar y que no afecta los intereses de la oligarquía más conservadora financista de partidos políticos y a las transnacionales gringas involucradas en redes de corrupción y tráfico de influencias en el Gobierno), debemos dejar en salmuera por un momento a las clicas públicas para felicitar honrosamente a los atletas guatemaltecos de alto rendimiento que han regalado un hálito de dignidad, compromiso, disciplina y eficacia a una ciudadanía que cada vez pierde la esperanza de un futuro mejor y más humano.

Por ello, es menester reconocer el trabajo desempeñado con alta competitividad por los campeones panamericanos Juan Maegli, Jorge Vega, Kevin Cordón, Charles Fernández, Jason Hess/Irene Abascal y Hebert Brol, así como también a los destacados atletas Enrique Brol y Ana Sofía Gómez, por las preseas conseguidas.

Desde la perspectiva del desarrollo humano, el deporte y la recreación favorecen la creación de prácticas de inclusión social, de integración comunitaria pacífica, de redes cooperativas (capital humano y social) y del respeto a la diversidad y trabajo en equipo, elementos centrales para el desarrollo individual y colectivo de los atletas, jóvenes que también son sujetos modélicos, que indirectamente influyen en la realidad socioeconómica nacional donde prevalece la pobreza, la exclusión, la violencia y el racismo, factores que se minimizan cuando el deporte y la recreación son parte de una estrategia de desarrollo nacional.

Empero, desde la estatalidad el apoyo a los atletas es marginal en la agenda pública, condicionado políticamente por las mafias dirigenciales y por el linaje imperante, pero sobre todo desigual presupuestariamente entre disciplinas, donde debemos reflexionar sobre lo siguiente: ¿Cómo desmontamos el imaginario popular de que el futbol no es una disciplina estratégica: no da resultados, inversiones sin trasparencia, no hay relevo generacional, reclutamiento urbano-céntrico, clasista y monoétnico, etcétera? ¿Por qué el MP y la Cicig no investigan a la CDAG y a la Fedefut si allí se fraguan negocios público-privados que favorecen la impunidad, corrupción, nepotismo, narcotráfico, defraudación fiscal y lavado de dinero? ¿Cuál es la nueva institucionalidad, legislación y políticas públicas que debemos crear para la formación de semilleros preolímpicos en áreas rurales y en territorios indígenas?

Finalmente, las autoridades deportivas deben evaluar cualitativamente los logros y desafíos en la última década, territorializar la prestación de bienes y servicios, y someterse a los controles de fiscalización de la CGC y el MP, donde además es imprescindible apostarle —por experiencias previas— al bádminton, natación, gimnasia, atletismo, vela, tiro, ajedrez, taekwondo, pentatlón moderno, entre otras que tienen menor asignación presupuestaria, pero mayor rentabilidad deportiva, y que en verdad dignifican al país a nivel internacional.

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