HACIA ADELANTE

Costumbres y valores

Jaime Francisco Arimany

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En las sociedades surgen costumbres que afectan el desarrollo económico de las mismas. Muchas personas no les dan importancia, pero ello es precisamente parte de los defectos que hemos heredado. Iniciaré con la famosa “hora chapina”, ella es parte de la irresponsabilidad y falta de cumplimiento de otros compromisos y obligaciones. Créanme, me ha sido y sigue siendo en muchas circunstancias muy difícil acomodarme a ser puntual. No siempre es así, porque hay programas a los que deseamos asistir o de gran interés y por lo tanto llegamos a tiempo.

Lo que para los guatemaltecos es difícil, en los países desarrollados no es nada extraordinario, porque para ellos es costumbre. Para muestra un botón: tengo una nieta de 5 años que estudia en una escuela pública en Tampa, Florida. Cuál no sería mi sorpresa al enterarme de que si llega tarde cinco días en el año sus padres serán citados a los tribunales, por irresponsables.

Me pongo a pensar en los miles de niños guatemaltecos que ni siquiera asisten a la escuela, o la abandonan. Podemos poner cualquier cantidad de pretextos: viven en pobreza, la escuela está muy lejos, tienen que trasladarse por ser sus padres jornaleros que viajan a fincas lejanas, etc. Razones válidas, pero el sistema social es quien debe solucionarlo.

Justamente, por la razón antes expuesta, es urgente una descentralización en el proceso educativo, trasladando esa responsabilidad a las autoridades municipales, pues es imposible que desde la ciudad capital se puedan resolver esos problemas, ya que los viven en una gran cantidad de departamentos.

El Ministerio de Educación debe ser el ente rector que se encargue de determinar y revisar que los programas llenen los requisitos mínimos obligatorios, debiendo auditar y controlar que se cumpla con el compromiso de la educación para toda la niñez y juventud del país.

Recuerdo que hace unos años estábamos haciendo unos estudios sobre un segundo aeropuerto internacional para Guatemala, en Masagua. Al regresar les dimos jalón a unas maestras que trabajaban en Overo, quienes se quejaron de los reclamos de los padres, aduciendo que ellas vivían en Escuintla y por ello a veces llegaban tarde, indicando que los alumnos se deberían quedar después de clase para reponer el tiempo perdido. No se puede pensar así si queremos progresar; la obligación del maestro es estar antes del inicio de clases, sin pretexto alguno.

Cuando administraba la fábrica que producía el papel higiénico Papagayo, ubicada en el km 46, a Pueblo Nuevo Viñas, Santa Rosa, me puse de acuerdo con los trabajadores para no aceptar a nadie que llegara con más de 10 minutos de retraso. Sucedió que una mañana me llamaron para que autorizara el ingreso de unos siete trabajadores que llegaban tarde porque se había descompuesto la camioneta que los llevaba desde Pueblo Nuevo. Autoricé el ingreso, y al día siguiente todo el turno de la tarde llegó tarde, reclamando: la norma es que quienllega 10 minutos tarde no ingresa; ayer usted autorizó el ingreso del turno anterior, les di la razón y nunca más se rompió la norma.

jfarimany@hotmail.com

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