SI ME PERMITE

Cumplir antes que celebrar

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“La vida humana se compone de pequeñas acciones que constituyen grandes deberes.” Philippe Gerbert

En toda celebración luce más lo responsable y cumplido que es uno antes que la algarabía que uno puede exteriorizar. Entendemos que hay una conducta que acompaña al individuo o al grupo que está organizando algún tipo de programa para que se recuerde un logro. Si hablamos de familia, uno no puede hacer la aparición simplemente en el cumpleaños si no ha cumplido con la responsabilidad que le toca, y si es una empresa, igualmente si hay un aniversario, los que rodean toman en cuenta cuán coherente ha sido el cumplimiento de las obligaciones en el trabajo para poder expresar sus parabienes.

Igualmente en la celebración de la patria, cuando estamos sumando un año más de la Independencia, debe del mismo modo manifestarse la conducta ciudadana en la actitud que uno tiene en el desenvolvimiento en su entorno para que lo que se diga o el modo en el que se exprese en la fiesta concuerde uno con lo otro. Si personalmente nunca he sido proactivo con mi país, no he reflejado una conducta productiva y un corazón lleno de patriotismo expresado en civismo y prácticas de patriotismo, poco valor tiene mi expresión de algarabía y festividad simplemente porque hay un nuevo aniversario.

Deberíamos de una vez entender que la conducta de un individuo es una cuestión integral, que cada parte cuenta para formar un perfil de vida y una extensión de lo que uno es, sea en detalles como también en lo demás que hacemos. No podemos manejar doble valoración en nuestra vida porque cuando estamos celebrando estamos extendiendo lo que somos en el pasado, sea esto en privado como en público.

¿Cómo verían en mi medio si al cantarse el himno nacional mi actitud es indiferente? ¿Qué pasaría si, cuando hay que cumplir con deberes ciudadanos, manifiesto una pasividad declarada? o cuando hay que responder a obligaciones de mi país no lo hago, pero cuando mi hijo, vestido con su traje de gala, está desfilando en la celebración de la Independencia soy el más entusiasta y el primero en llegar y último en irme, no importando si la lluvia me ha empapado hasta los huesos. Esta figura es la que deberíamos tener en mente cuando hablamos de cumplimiento. No estamos hablando de un legalismo de cumplir con una lista de cosas, sino simplemente de que si somos primeros, lo somos en todo, y si no nos involucramos, somos consecuentes.

El punto no es cuál de los dos es el más importante. Entendemos que tanto lo uno como lo otro deben ser manifiestos, y esto simplemente porque cualquiera que sea nuestra manera de ser se vuelve contagiosa y otros absorben nuestra manera de ser, y si esta es positiva, hemos hecho un patriotismo mucho más allá de lo que nosotros podemos comprender. El patriotismo no es solamente un producto de la oratoria ni simplemente ejercicios de repetición para que se puedan memorizar. Son más que eso, son modos de vida que se asimilan porque se observan, aprecian y se repiten.

Hoy es día de preguntarnos, en lo personal, si estamos logrando que nuestro modo de vida sea algo digno de copiarse o, al contrario, lo que necesitamos es hacer algunos ajustes inmediatos para que podamos cumplir con el deber, pero que al mismo tiempo seamos modelos dignos de imitar. Esto es tan sano porque no exigiremos ni mucho menos estaremos pidiendo, sino seremos iniciadores y ejemplo.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.