HAGAMOS LA DIFERENCIA

¿Dádivas o salarios?

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Somos un país que, para atraer inversiones extranjeras, se ha vendido como “un país de mano de obra barata”. Esto, desde mi particular punto de vista, frena el desarrollo, pues la capacidad de compra del trabajador es reducida, desestimula el consumo interno y el crecimiento industrial y comercial. Autoridades de cuatro municipios del país: Masagua, Escuintla; Guastatoya y San Agustín Acasaguastlán, El Progreso; y Estanzuela, Zacapa, a los que se les ha colocado como punta de lanza para buscar “pagar salarios menores”, han estado negociando “salarios diferenciados” para pagar menos del salario mínimo. Apoyados por empresarios agremiados interesados en reducir sus costos de producción. En dos ocasiones han logrado que la Presidencia de la República acceda a su petición, autorizándolos el 8 de septiembre del 2015, al establecer un valor de Q1,500 mensuales; y luego el 31 de diciembre del mismo año, con un valor de Q1,954.95.

Como se publicó en Prensa Libre, ese salario, de acuerdo a la canasta básica alimentaria, alcanzaba únicamente para 16 días del mes. Pero es necesario conocer un poco más sobre los cálculos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para comprender mejor lo contraproducente de la medida. Existen dos indicadores: a) Canasta Básica Alimentaria (CBA): mínimo alimentario que debe satisfacer por lo menos las necesidades energéticas y proteínicas de un hogar de referencia. En Guatemala se calcula para una familia promedio de 5.38 miembros. En diciembre de 2015, el valor fue de Q3,589.80; el cálculo es sobre 26 productos muy prioritarios, que incluyen lo básico de la comida guatemalteca: tortillas, frijol, azúcar, café, arroz; cinco hortalizas: güisquil, ejote, tomate, cebolla y papa; dos frutas: bananos y plátanos; carnes de inferior calidad: “hueso con carne de res” y “pollo con menudos”; margarina y aceite corrientes, algunos lácteos y curiosamente pequeñas porciones de bebidas gaseosas. Conveniente sería que un empresario, dueño de grandes empresas, se ajustara en su casa a comer esta mísera lista en cuanto a calidad y cantidad para sentir en carne propia lo que sentirían sus empleados. Y b) Canasta Básica Vital (CBV) o Ampliada: conjunto de bienes y servicios para satisfacer las necesidades básicas para el bienestar de todos los miembros de la familia: incluye alimentación, bebidas alcohólicas y tabaco; vestuario, vivienda, mobiliario, salud, comunicaciones, transporte, recreación y cultura; educación, restaurantes y hoteles, y bienes y servicios. El valor para diciembre fue de Q6,550.13. ¡Qué lejos estamos con nuestro salario mínimo de esta cantidad!

Otro aspecto importante a considerar, es que el dato está calculado para una familia de 5.38 miembros; es decir, una familia con tres hijos. En Guatemala, en el área rural, de todos es sabido que las familias con niveles de pobreza alto tienen más que tres hijos, y se observan frecuentemente familias de más de cinco hijos.

Por lo expuesto, el salario diferenciado es en realidad “hambre diferenciada”, pues no alcanzaría ni para comer. Igual situación sucede con el salario mínimo actual, el que está más de Q1 mil por debajo del valor de la Canasta Básica Alimentaria. Como si solo de comer viviera una familia. ¿Y la vivienda?, ¿y su salud?, ¿y su educación?, ¿su vestuario? Es tiempo ya que el empresario comprenda que sus empresas serán sostenibles en el momento que se les provea de bienestar a sus trabajadores, y esto principia por un salario justo y no por negociar salarios de hambre.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.