DE MIS NOTAS

El circo electoral

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Hay pesimismo entre el público asistente, cansado de asistir al circo sin pan. No hay nada que los payasos puedan hacer para generar más risas, dentro del continuum político eternamente enfrascado en hablar burradas demagógicas desde los tarimazos de siempre de la precampaña permanente.

Menuda autoridad la que tiene el Tribunal Supremo Electoral, cuya influencia y autoridad se reduce a un reglamento inoperante con un par de mal escritas normativas originalmente ideadas dizque para poner en cintura y ordenar a los partidos políticos. Ni lo uno ni lo otro. La ley no tiene ni dientes, ni garras, mucho menos poder coercitivo para multarlos con la suficiente dureza para que duela y saque sangre. Las encuestas siguen publicándose a pesar de que hay prohibición expresa de hacerlas.

¿No deberíamos estar hablando permanentemente de los grandes inaplazables mismos temas de siempre? De ellos, la educación es la que debería ocupar el puesto preponderante en esa lista de problemáticas permanentes.

La incidencia de la educación en el desarrollo económico y social de un país está más que comprobada. Las habilidades derivadas por cada año adicional que curse en la escuela un guatemalteco incrementa en 7% su productividad (International Adult Literacy Survey).

Según Unicef, por cada US$1 invertido en educación preescolar, la sociedad recibe US$7.16. Cada año de educación escolar representa un incremento salarial del 6%.

Un aumento de 10 puntos porcentuales en la matriculación de las niñas en la enseñanza primaria puede contribuir a reducir la mortalidad de sus futuros hijos lactantes en 4.1 muertes por cada mil. ¿Seguimos?

El poder adquisitivo de un jefe o jefa de hogar con educación primaria es un 19.5% más que el de aquellos que no han concluido la educación primaria. Las personas que han recibido menos estudios son más vulnerables al desempleo y sus consecuencias socioeconómicas.

Más del 25% de las personas que actualmente no tienen trabajo no han completado la secundaria y sólo el 2.5% de los que terminaron sus estudios superiores están desempleados (Unicef).

Por alguna razón la educación ha desaparecido del tema político. Lo que abundan son las acusaciones de malversación, chanchullo y corrupción. Proliferan los reportajes de las sempiternas robaderas. Muchas de las cuales se quedan en la periferia del señalamiento y rara vez en la detención y condena concreta de los responsables. No se discute la realidad de la diversidad de audiencias políticas cortejadas por los partidos políticos a la hora de hacer proselitismo. Lo lamentable es que no exista exposición alguna para las audiencias más preparadas. Los foros donde se puedan debatir con propiedad estos temas y salgan a luz a las propuestas con los “cómos” y los “conqués”.

Pensar en la educación es todo un reto, pero cuán empinada se vislumbra la cuesta con esas generaciones de niños desnutridos con cuyo desarrollo mental estarán afectados para siempre. ¿Qué pasará con ellos? ¿Cómo se integrarán a la sociedad y en qué condiciones? Estas son las preguntas que los partidos políticos y sus candidatos deberían por lo menos estar dispuestos a discutir.

¿Qué proponen los partidos para revertir que el 37% de estudiantes no abandone la escuela antes de haber terminado sexto grado? ¿Y que los estudiantes de tercero primaria no reprueben con un nivel bajo? ¿ Y que el 98% no falle y pueda cumplir con el objetivo de aprendizaje? Todos estos son indicadores actuales que deberían tener propuestas de políticas publicas idóneas. ¿Las tienen?

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.