MIRADOR

El drama del dracma

Los griegos se han hecho los suecos por años. Cosas que ocurren en organizaciones como la Unión Europea, multiétnicas, pluriculturales y multilingües. Se endeudaron más de lo que podían y pensaban pagar. Los acreedores tocaron por años las puertas de la Acrópolis pero recibieron respuestas evasivas de los populistas de Syriza: ¡Que decida el pueblo si pagamos, que para eso inventamos la “democracia”!

El cinismo de la política económica de muchos gobiernos es lección a aprender y motivo permanente de debate nacional, especialmente ahora que se acercan las elecciones. Sin embargo, “los políticos” de este lado del Nuevo Mundo siguen en su letargo tras la reacción ciudadana frente a la metástasis de corrupción que padecemos. Si de programas políticos para enfrentar el futuro no dicen nada —ni se los exigimos—, mucho menos se puede esperar que debatan y analicen el estado de las patéticas finanzas públicas.

El presupuesto guatemalteco está 30% desfinanciado. De los Q70 billones contemplados para 2015, apenas se recaudarán Q50. El resto deberá obtenerse con deuda pública y préstamos. Ningún partido de los inscritos ha dicho cómo piensa incrementar/mejorar la recaudación y silencia un aspecto fundamental para desarrollar las políticas públicas que tampoco revela. Los políticos griegos introdujeron un Caballo de Troya en el seno de la UE; los partidos chapines apenas entonan el “Caballito de palo” en sus mítines populistas/populares, en los que no se habla de nada importante. Los mensajes más “trascendentales” son las bolsas de cemento, las láminas que tal o cual alcalde “regalará” si gana las elecciones o la rifa al final del mitin, salvo que la tribuna se hunda, como ya pasó, y termine con la vida de alguno de los ingenuos asistentes.

No es posible endeudarse eternamente porque en algún momento hay que enfrentar el pago. Ocurrió hace tiempo —y hace poco— en Argentina, luego en Chipre y ahora en Grecia. Todos actuaron de igual forma e hicieron corralitos que empobrecieron más a los ya castigados ciudadanos. Los gobiernos en flagrante ejercicio de irresponsabilidad culpan a fuerzas externas, sin admitir que fueron sus antecesores, cuando no ellos mismos, los que se hipotecaron hasta límites groseros y luego no quieren pagar. En el caso heleno, hicieron un llamado a la “democracia popular” para hacer invisibles las culpas, sin asumir responsabilidades. El resultado del “no” ensombrece aún más el esperpento del diálogo bizantino que buscan con la UE.

Grecia tiene ahora dos ruinas para visitar: las clásicas y esta nueva creada por un irresponsable partido populista. En Guatemala hay también ruinas históricas, esperemos que no se amplíe el panorama turístico cuando dentro de unos años estos “honorables” que nos gobiernan/gobernaron estén retirados en Miami o Panamá, gracias al “éxito de sus empresas” o a su “visión emprendedora”, mientras quienes se los permitimos —los ciudadanos culpables de votar a estafadores— estemos en un corralito, sin los animales que lo crearon.

El impacto de la deuda pública en algunos países (Puerto Rico) debería analizarse y estudiarse diariamente en universidades, organizaciones sociales, tanques de pensamiento y medios de comunicación; seguramente en sindicatos, partidos políticos, grupos populistas, izquierdosos tradicionales y otros similares, el tema esté vedado en previsión de que la ciudadanía entienda realmente el riesgo que corre y los mande “a la merde”. ¿Exigiremos a los candidatos que expliquen cómo se financiarán a partir de 2015?

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ESCRITO POR:

Pedro Trujillo

Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.