DE MIS NOTAS

El laberinto hacia la nada

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El comisionado de la Cicig, Iván Velásquez, destapó el día de ayer otra cloaca cuyas emanaciones todos veníamos oliendo desde tiempos atrás. En ese sentido la pestilencia no es nada nuevo en el ámbito electoral, ni tampoco en la gestión pública.

Íntimamente ligados desde hace décadas, tienen una sinergia propia para fortalecerse y multiplicarse mutuamente. Manejando una vasta red de corrupción con aristas de lavado de dinero, tráfico de influencias, empresas constructoras de obra pública, y Dios sabe cuántos narcodólares y prebendas del crimen organizado, queda claro que la cloaca abierta por el comisionado pone en aprietos a todos los involucrados.

Y si bien es cierto que la presunción de la inocencia debe prevalecer dentro del esquema de un debido proceso, no hay duda de que las revelaciones hablan por sí mismas y no tienen necesidad de mayores explicaciones metafísicas.

Llevar a juicio a todos los involucrados llevará tiempo y no se descarta que los tentáculos que manejan tengan cooptado al propio sistema de justicia. En ese sentido, todos seguirán tarimeando como si nada hubiese pasado, aduciendo que es una confabulación dedicada para menguar sus posibilidades de ganar las elecciones.

Evidentemente los escándalos afectan la imagen de los candidatos “señalados” y sus partidos políticos en los segmentos urbanos con audiencias más letradas y cerebrales. Pero este es un segmento pequeño.

La audiencia mayor rural/pobre, de escasa preparación, seguirá comiendo de la mano demagógica los guiones de las plataformas creativas del marketing político. Seguirán las cancioncitas y la repartición de láminas y demás chunches de atracción clientelar utilizados para convocar las masas a los mítines. Y en el día del acarreo, de la mano de los futuros alcaldes y diputados locales, los llevarán inocentemente como ovejas al matadero para sacarles el voto clientelar.

En el ámbito electoral, las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, los techos de inversión política de los partidos, la transparencia de las donaciones y los tiempos de precampaña y campaña deben ser incluidos y aprobados por el Congreso. Pero hay que ser realista sabiendo que las bancadas politiqueras seguirán haciendo la pantomima pública de querer aprobar las reformas pero haciendo, al interior, todo lo contrario.

En el último análisis, la LEPP es solo la punta del iceberg de los cambios que se requieren.

La verdadera masa de la corrupción se ha extendido durante años como una metástasis a todo el Estado.

Los cambios demandan una cirugía mayor que solo puede llevarse a cabo abriendo al escrutinio íntimo y profundo de la Cicig y de los órganos competentes ese tumor canceroso que debe ser removido.

La pregunta es si la Cicig encontrará la tracción necesaria para que sus casos prosperen en el Organismo Judicial y se concreten en condenas efectivas.

Esa prueba de fuego la tendrán encima los magistrados de la Corte Suprema cuando tengan que pronunciarse sobre los antejuicios, habida cuenta de que se moverán muchas fuerzas para influenciarlos.

Lo bueno es que Guatemala entera los está observando…

“La soberanía del pueblo es la única autoridad legítima de las naciones”. Simón Bolívar.

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.