HAGAMOS LA DIFERENCIA

Esfuerzo femenino

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En las estadísticas presentadas en el III Encuentro Interuniversitario de Estudios de Posgrado, realizado en septiembre del 2014, se observa que la participación de las mujeres en estudios de posgrado en Guatemala es del 45%, lo que evidencia que hay un incremento considerable en la preparación de las mujeres a este nivel. Si comparamos estos datos con la reciente publicación La mujer en la gestión empresarial cobrando impulso, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), observaremos una alta correlación. En ese informe se indica que Guatemala ocupa el 8º lugar en porcentaje de mujeres en puestos directivos en las empresas, con 44.8%, solo superada por Letonia (7), Bielorrusia (6), Panamá (5), Filipinas (4), Santa Lucía (3), Colombia (2) y Jamaica (1). Curiosamente Guatemala supera a países como Estados Unidos y varios europeos con larga tradición de participación femenina.

Por estar involucrado en docencia a nivel de posgrado, he sido testigo de este crecimiento, cada día es más la cantidad de mujeres que buscan superarse a nivel académico, cuyo mayor porcentaje es de mujeres que por una u otra razón son madres solteras.

Es admirable el esfuerzo que realizan, ya que para mantener a sus hijos deben trabajar. Están, además, a cargo de todas las labores domésticas en casa, y luego, visualizando un mejor futuro, estudian una carrera universitaria. Durante el día laboral, además de las actividades inherentes a su puesto, están pendientes de sus hijos, monitoreándolos por teléfono, para asegurarse que se están portando bien y que están realizando las tareas escolares.

Fui testigo de una madre de familia que tomó dos turnos de trabajo, para que los ingresos alcanzaran para lo básico en la casa. Después de terminar su licenciatura realizó estudios de posgrado, lo que requería recibir clases dos veces por semana en horario nocturno, y le exigía desvelarse para realizar los trabajos que la maestría requería. Algunos días de la semana llevaba al trabajo algunos bocadillos con la esperanza de venderlos y así agenciarse de algunos ingresos extras que le permitían darles algunos gustos extras a sus hijos, como por ejemplo una pizza, o la salida a algún lugar el fin de semana. Después de muchos sacrificios logró graduarse. La recompensa llegó pronto, pues fue compensada con un trabajo que coyunturalmente apareció acorde a la licenciatura y maestría que recién había obtenido, pero sobre todo por el reconocimiento de su jefe a sus logros alcanzados, al proponerla y confirmarla para este puesto.

Aunque lo ideal es que las mujeres se desarrollen dentro de un hogar estable, el hecho de quedarse como madres solteras hace que visualicen el futuro en una forma diferente y que realicen enormes sacrificios para sacar a sus hijos adelante.

Si esta es su condición, la invito a que se sacrifique para tener un futuro mejor. Una de las vías más adecuadas es la de prepararse académicamente, para optar a posiciones que mejoren las oportunidades de crecimiento, tanto social como económica. Benditas las mujeres que sin el apoyo de un esposo se superan, se realizan y sacan a sus hijos adelante.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.