HAGAMOS LA DIFERENCIA

Espejo de agua

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Se comenta que en el tiempo de la Conquista nos canjearon espejitos por oro. Algo parecido está sucediendo con el controversial caso del líquido que se está vertiendo en el Lago de Amatitlán. Prácticamente nos están vendiendo un producto que puede tener más de una función cosmética, para el espejo del agua que es de 15.2 km², pero que no contribuirá a la solución del problema de fondo: la contaminación del Lago de Amatitlán.

Este líquido costó Q137 millones, y se compraron 93 mil litros a la empresa israelí M. Tarcic, a un costo de casi Q1 mil 500 cada litro, sin un proceso adecuado de licitación, sin registro en Normas y Regulaciones del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga), sin estudio de impacto ambiental, un producto creado por Hanan Elraz, quien también ha fabricado cremas y productos para el cáncer. Pero, según publicó Prensa Libre, en enero de 2013, se le puso una advertencia por parte del Ministerio de Salud de Israel, por considerarlos tóxicos.

Los poblados, industrias, actividades productivas que se encuentran alrededor del lago, vierten gran cantidad de desechos, residuos, y aguas residuales. El río Villalobos acarrea todos los desagües del sur de la ciudad capital y desemboca en este lago. El verdadero problema de la contaminación es este. Por lo que las acciones a realizar deberán estar encaminadas a buscar solucionar las causas.

Lo que el lago necesita es evitar el ingreso de sedimentos y residuos, que puede lograrse con plantas de tratamiento. A propósito de empresas israelíes, sería más conveniente que nos apoyaran con profesionales que nos capaciten sobre cómo construir plantas de tratamiento, pues ellos son los expertos a nivel mundial sobre esta temática, ya que es el país que más recicla agua en el mundo: 75%. Para tener una idea, el país que ocupa el segundo lugar en reciclado de agua es España, con 12%. En el 2004 visité la planta de tratamiento de agua más grande de Israel, al sur de Tel Aviv, Shafdan, de la empresa Mekorot, que procesa 130 millones de metros cúbicos de agua al año. Quedé impresionado de ver el ingreso del agua residual completamente sucia, y cómo la basura sólida le era separada a su ingreso para posteriormente pasar por el proceso de tratamiento, hasta salir como agua completamente potable, transparente. Luego escuché a la persona que dirigía en ese tiempo la planta: que era agua completamente sana, incluso podría consumirse, pero que la legislación del país no les permitía utilizarla con esos fines, sino que se usa para irrigación de cultivos. Diciendo esto, tomó un vaso de agua y sorbió con total despreocupación un trago de ella, y no únicamente la olió, como hizo nuestra vicepresidenta. Nos explicaron que el proceso es completamente natural, utilizando bacterias que consumen la materia orgánica y otros procesos de depuración. Esta planta de tratamiento provee el 20% de agua de irrigación de Israel.

La decisión de compra del “agua mágica” debe retrocederse e invertir este dinero en acciones más adecuadas; por ejemplo, una megaplanta de tratamiento, que aparte de incidir en la recuperación del lago, podría reciclar agua para los poblados vecinos.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.