ENCRUCIJADA

EUA gira hacia la izquierda

Juan Alberto Fuentes Knight

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Ante los resultados electorales de Venezuela y Argentina, hay quienes lo interpretan como una creciente debilidad de la izquierda en América Latina. Pero en otros dos países del continente la tendencia es hacia la izquierda. En Canadá, hace pocos meses fue electo el nuevo primer ministro Trudeau, de tendencia progresista, después de un claro rechazo a 10 años de gobierno conservador. Y en los Estados Unidos el ascenso de Bernnie Sanders, quien acaba de ganar las primarias demócratas en New Hampshire, así como la creciente inclinación de Hillary Clinton hacia la izquierda, son síntomas de una tendencia más general.

Según Peter Beinart, de la influyente revista norteamericana The Atlantic, de enero/febrero de este año, varios factores explican una creciente inclinación hacia la izquierda de la población norteamericana. Van desde la reacción en contra del gobierno de Bush y de su desastrosa invasión de Irak, combinado con la reducción de impuestos para los más ricos —que aumentó la desigualdad y el déficit fiscal de los Estados Unidos—, hasta el reconocimiento de la impunidad de los grandes bancos en la crisis financiera global de 2008-9.

La tendencia hacia posiciones progresistas es muy clara entre los jóvenes. Según encuestas del Instituto Pew citadas por Beinart, los jóvenes son ahora más críticos que sus mayores acerca del papel de la policía ante los problemas raciales y más amigables frente a la inmigración, apoyan la idea de un gobierno más grande y son extremadamente críticos de los grandes bancos. Lo que muchos aprecian como una polarización entre las posiciones de izquierda y de derecha se limita a los votantes mayores. Cerca de la mitad de los republicanos jóvenes considera que se requieren regulaciones ambientales más fuertes, a pesar de su costo y que las ganancias de las corporaciones son demasiado altas. Mucho más de la mitad considera que la inmigración fortalece a los Estados Unidos y solo un tercio se considera como “conservadores”, en fuerte oposición a la opinión de los republicanos mayores. Cuando era joven, la población mayor era claramente más conservadora que los actuales jóvenes.

Casi la mitad de la población norteamericana considera que el país debe continuar cambiando para que los negros tengan los mismos derechos que los blancos, y entre los propios dirigentes republicanos hay una tendencia a abandonar el enfoque de mano dura y de prisión excesiva contra el consumo y tráfico de drogas mientras no implique violencia. Es evidente la apertura demócrata ante movimientos como los de Occupy Wall Street o de Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan), surgidos de la crisis financiera global y de la desigualdad, así como de la discriminación e incluso brutalidad policíaca ante la población negra.

Agreguemos una creciente tolerancia norteamericana no solo de matrimonios “gay”, sino también ante el derecho de las personas a definir su sexo independientemente de su biología. Sumémosle la aprobación a una intervención mayor del Estado en la economía, ilustrado por la ausencia de amplias reacciones de la población contra el paquete —de Obama— de estímulos económicos más grande de la historia norteamericana, la nueva ley de regulación financiera; la introducción de la salud universal, a pesar de la oposición republicana en el Congreso; nuevas regulaciones ambientales y del tabaco, y una millonaria intervención en la industria automotriz para favorecer su reconversión. Tomemos nota. La inclinación por la izquierda en EUA tendrá más impacto que lo ocurrido en Argentina y Venezuela.

fuentesknight@yahoo.com

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