Propongo una evaluación psiquiátrica a los candidatos a gobernar. Es posible que un loco, un criminal o un binomio formado por ambos alcance el poder. Se dirá que ya lo tuvimos, de acuerdo: asesinos, ladrones, mentirosos, todo junto ya llegó a la presidencia, alcaldías y diputaciones, pero no tenemos por qué vivir en perpetua situación de oprobio. La evaluación propuesta debería ir acompañada de una investigación a fondo del aspirante y de su entorno pasado y presente. No es nuestro derecho constitucional, cierto, aun con eso, no lo digo en broma. O como dijo un escritor, por lo menos, que se les aplique la prueba del polígrafo.

Acostumbrado a las consecuencias y no a la prevención, el sistema revisa el dormitorio del criminal que gobernó en lugar del candidato que se perfumó.

Algo tan delicado como administrar un país se deja en manos de cualquiera. Se vota por un disfraz. Nadie contrataría a un ladrón como su secretario —a menos que sean el presidente actual y la ex vicepresidenta Baldetti—, sin embargo, se permite que gobiernen mentes perversas.

Al votante no se le debería dejar solo en el discernimiento de las probabilidades psicopáticas de cualquier fulano. Una ayuda nunca viene mal. No hay una sola mente equilibrada, ciertamente. Si de eso se tratara, Guatemala quedaría sin gobierno, de por vida. Pero supongo que hay niveles más profundos que contienen bombas atómicas. Son las que hay que mostrar. Si el candidato tiene personal a su servicio que amenaza con matar, como es el caso del que ofreció plomo para quien manifestara en contra del Líder, es algo que no debería dejarse solo en los noticieros; convendría que fuera explicado desde el Estado como una aproximación científica a la configuración ideológica del aspirante. Nada concluyente, pero sí revelador.

Hay una fotografía de Mario David García que circula en las redes, es de cuando fue declarado candidato a la presidencia por el PP. Está con los brazos abiertos, gritando, manos como garras, babeante, parece histérico; tiene una expresión infrahumana tan grosera que casi se escucha un alarido que lo acompaña. O un chillido. Era normal que alguien así agrediera a la periodista Marysabel Aldana. Por cierto que cuanto García ha logrado hasta la fecha es admirable, en el sentido de que pese a sus limitaciones de comprensión y de razonamiento, pese a su desconocimiento de la realidad social ha podido egresar de una universidad, hacer vida pública y conducir programas en los medios. No cualquiera con tales desventajas hace realidad sus sueños. En su programa radial solía contar, con entusiasmo, que estudió leyes en una población argentina. Bien por él. Un gran logro. Ha salido adelante contra viento y marea, pero de eso a que quiera ser presidente del país es estar fuera de la realidad.

Salvo excepciones, los ególatras y megalómanos se muestran cautivadores, sonríen, besan niños, luego, según hemos visto, desarrollan una mente criminal que ya traían pero no quisimos ver.

@juanlemus9