SI ME PERMITE

Feliz día de la secretaria

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Al coincidir este domingo con el día en el que se observa como Día de la Secretaria, es un buen momento para una sana reflexión de ese puesto que se le titula como secretaria y también observar la diversidad de personas que cubren tan variada tarea que si bien tiene aparentemente el mismo nombre, el momento que se desarrolla nada tienen de parecido.

La primera realidad que muchas veces se escucha decir es que “detrás de un gran jefe, siempre hay una gran secretaria”, si esto es verdad deberíamos preguntarnos cuántas veces esto es reconocido y la interrelación laboral que se desempeña se comunica no simplemente en un día como hoy para tomar el tiempo para un agasajo sino en el transcurso de cada día se comunica esta verdad. Lamentablemente sabemos de muchos casos que cuando hay que asumir responsabilidades, es más fácil buscar culpables y tristemente la secretaria es la que lleva la peor parte.

El otro perfil es que la dedicación y entusiasmo de la secretaria hace mucho más grato cada día de trabajo, y eso hace muy especial a las secretarias en el desempeño del trabajo, por rutinario que aparentemente se viera. Los dos elementos son producto de voluntad y que debe recordarse en la verdad que cada día hay que poner su dosis necesaria para que pueda ser parte de la personalidad de la persona que está sentada en un escritorio y titula su trabajo como secretaria.

Esta celebración que justamente se hace no deja de lado las vivencias que cada uno de nosotros hemos tenido al llegar a una institución y la persona que nos está atendiendo y que un jefe ha asignado para que esté pendiente de lo que se le pide, refleja una actitud que solo la necesidad que tenemos nos tiene parados ante ese escritorio porque si tuviéramos la opción nos alejaríamos con una velocidad máxima para quitar el sentimiento negativo que hemos percibido y que para nada es agradable.

No podemos pasar por alto la contraparte de lo expuesto anteriormente, está en la realidad de aquellos que se abocan a la secretaria que se pone a las órdenes para ayudar a la persona que viene buscando que lo atiendan, pero no importa qué se le ofrece y cómo se le trata es imposible de complacerle, no porque no se puede, sino que simplemente la persona no quiere ser complacida. Lamentablemente cuando uno es simplemente observador percibe que la persona a la verdad no sabe lo que quiere y por más que se esfuercen no hay modo. Esa gente se retira del lugar después de montar un comportamiento teatral, al que uno se adelanta a decirle a la secretaria que está confundida y humillada: “No se preocupe, señorita, esa persona no sabe lo que quiere, no lo tome personal”. Y si uno tiene oportunidad de hablar con uno de los que están en autoridad, media en favor de la pobre secretaria.

Hay una realidad en nuestra tierra que muchas señoritas estudiaron para secretarias pero los vaivenes de la vida las han llevado a trabajar en puestos que no son secretariales, y también merecen ser felicitadas por la vocación que tuvieron y se prepararon. Pero también hay muchas más que nunca recibieron formación secretarial y están desempeñando el trabajo con la mayor excelencia y uno puede decirles: “Solo personas como usted hacen posible días llenos de profesionalismo y armonía”. ¡Feliz Día de la Secretaria!

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.