REGISTRO AKÁSICO

Golpe híbrido

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Riesgo proviene del árabe clásico, se traduce como “lo que depara la providencia”. Se define como la existencia de una vulnerabilidad objetiva que se une a la amenaza de un actor oportunista.

El próximo evento electoral tiene como riesgo central a un golpe de Estado híbrido. Por partes.

La vulnerabilidad: el electorado se mueve por hambre. Una bolsa de comestibles compra su voto, una nueva bolsa patrocina la protesta.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) está corto de fondos frente a un incrementado coste de la administración, por el crecimiento de centros de votación.

El oenegeísmo de la cooperación internacional siembra porfiadamente la desconfianza sobre los partidos políticos. Los temas harto conocidos: el financiamiento, la campaña anticipada, etc.

En la pasada crisis inducida por el nombramiento de las plazas del Organismo Judicial se formó una amplia coalición golpista, cuyos voceros corporativistas continúan con su prédica donde subrayan que en la próxima elección no están ni con uno ni con otro y piden un “cambio” basado en la inconformidad ciudadana.

La amenaza: la actitud decidida del TSE de El Salvador evitó que un grupo de mesas electorales que había sido saboteada por la corrupción arruinara el proceso en la recién pasada elección. Fácilmente, similar situación puede producirse en el país.

Grupos corruptos de la oligarquía podrían comprar ciertas mesas electorales, algo así como el 1%, para impedir el recuento final. Si el TSE diese por válida la elección, un grupo de oenegeístas pedirán amparo en la Corte de Constitucionalidad (CC), que inmediatamente otorgará el provisional para volver resbaladiza la institucionalidad del Estado, ya que no se declara ganador.

El riesgo: un golpe de Estado híbrido. En el pasado: una voz cavernosa con fondo de marimba llama a la integración de una “cadena nacional” y lee el decreto de la nueva junta de gobierno, que nombra a un militar como jefe de Estado.

La hibridez une elementos del golpe de Estado clásico, tal como fueron descritos por Curzio Malaparte, con la incorporación de elementos políticos del régimen que opera.

Sería el segundo. El primero ocurrió con el fin del gobierno de Jorge Adán Serrano Elías. Inició con el intento de disolver al Congreso por parte de la Presidencia. Luego fue desplazado el presidente y se nombró al sustituto por vías fuera de la Constitución Política. Por último, “depurar” al Congreso y, de paso, modificar el régimen constitucional.

Ahora se ofrecería la extensión del mandato presidencial para garantizar la falta de persecución penal por la amplia corrupción en los altos cargos públicos. Luego, la CC, que se inmiscuye en asuntos electorales, convocaría a una constituyente para “integrar” los poderes. Se “depurará” al TSE y partidos políticos, para voto uninominal de integrados en planillas únicas por distrito electoral. Y, ¡listo!

http://registroakásico.wordpress.com

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.