No a la hegemonía

RENZO LAUTARO ROSAL

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Esos planteamientos evidencian que el mundo de hoy es diverso, y no es más el patio común. Defender la democracia no consiste en refuncionalizar ese sistema, considerado como único.

Rusia ni China no son ni les interesara ser vistos como actores regionales; la sombrilla BRIC les queda corta. Enfrentar férreamente a Obama y no ceder a sus presiones y de la Unión Europea son algunas de las tácticas que forman parte de un reclamo que pretende quebrar el modelo hegemónico vigente. Más que amenazas al orden establecido son realidades que se han escondido, pero que ahora asoman con fuerza y reflejan la búsqueda de un nuevo orden internacional; que pasa por cuestionar los argumentos del mismísimo presidente de la nación del norte, quien sigue apostando por el carácter excepcional de las acciones que impulsa Estados Unidos para defender al mundo de las constantes amenazas. El sempiterno discurso justificador, calificado por Putin como “excepcionalismo estadounidense”.

Poderío militar, influencia decisiva en la explotación y distribución de los recursos naturales, son dos de las expresiones que preocupan a quienes no quieren ver amenazas de tal calibre. El lente del pragmatismo cree que solo se trata de negocios a gran escala, pero de lado se dejan las intencionalidades. No es casual que Rusia aumente sus inversiones en Centroamérica en sectores como minería (níquel, por ejemplo), que sus representantes diplomáticos se muevan con diligencia para situarse en una porción geográfica ínfima pero estratégica, o estén pensando involucrarse en la producción de energía.

China no se queda atrás y se posiciona como actor político y económico esencial en la región. En ambos casos, al igual que sucede con los otros países del Asia-Pacífico, lo que priva es total desconocimiento de esas culturas, sus motivaciones, sus formas de pensar, de actuar y de relacionarse. Desde ese marco de miopía solo vemos las relaciones desde la óptica de hacer negocios sin pensar que solo la minoría de empresarios globales puede tener acceso a esos saltos de gacela; los demás serán tragados en un parpadeo y solo les quedara la opción de pedir cacao del estado mediante subsidios (abiertos o velados).

¿Desde cuándo levantar posiciones, solicitar ser parte, contrariar a los dominantes es algo negativo? Lo mismo que sucede a escala mayor se representa en lo local. Los sucesos de nuestro micromundo solo expresan las tendencias mundiales, aunque con rasgos folclóricos.

renzolautaro.rosal@gmail.com

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