REGISTRO AKÁSICO

Huelga general

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Los socialistas de fines del siglo XIX pensaban que el poder les caería en las manos a través de una convocatoria por los dirigentes obreros a un paro nacional. De ese deseo solo queda el recuerdo celebrado cada primero de mayo.

La crisis desencadenada por la corrupción no consigue la coherencia de la huelga general por lo siguiente: A. La convocatoria no se origina en la dirigencia obrera. Al contrario, los dos grandes sindicatos: de maestros y de salud, no los incluyen en un “gobierno de transición”. B. Las dos entidades convocantes no pueden asumir el Ejecutivo. Una, el Cacif no podría hacerse cargo de manera directa. Necesitan el expediente de un presidente preso, un vicepresidente en funciones acompañado de un gabinete empresarial. La otra, la Usac, es el estado mayor de la confusión, puede hacer manifestaciones pero fuera del ejercicio peatonal, carece de capacidad para “tomar el gobierno”. Y, C. La primera vuelta electoral convoca a miles de candidatos que desean sacarse la lotería en un lance impredecible en el nivel local. Impedir esa vuelta vuelve impopulares a los golpistas.

No obstante, la segunda vuelta aumenta el margen de maniobra de los golpistas, pues seguramente los perdidosos se habrán de sumar a la protesta. Además, nuevos ediles y diputados ya no inciden en ese proceso político, siempre que les garanticen que manejarán la corrupción en chiquito.

En otras palabras, es más fácil anular la segunda vuelta con una güisachada que la primera. En esas condiciones, los golpistas solo recibirán frustraciones; desde hoy hasta el 6 a las 6, pues será muy difícil hundir a las elecciones.

No es fácil de interpretar el arrebato de Jorge Briz Abularach. El viernes, avanzada la noche, acudió a la Corte de Constitucionalidad para dar órdenes a los magistrados. Luego la emprendió contra los diputados de la comisión pesquisidora del Congreso, “excepto Nineth Montenegro”, declaró textualmente. Mandó al pleno de diputados a levantar la inmunidad al Presidente, a más tardar el día de hoy, martes 1 de septiembre. Ya no continuó con sus irritantes mandatos, pareciera que el presidente del Cacif se cree un poder encima de la República. Dicta acciones a los órganos colegiados, además de injuriar a los miembros, salvo sus aliados. Organiza un paro comercial para forzar la voluntad de Pérez Molina. Ahora no le importan los millones de pérdidas que falsamente se reportan con los bloqueos populares. Mientras tanto, el manto de la impunidad cubre a los autores del cohecho activo, salvo unos pobres mercachifles orientales y mesorientales.

Algunos explican el frenesí cacifero por la falta de convenios con los candidatos punteros en las encuestas. En la elección anterior, el candidato Otto Pérez Molina ya había pactado con ellos. De donde, anular las elecciones conviene a su interés de condicionar al nuevo Ejecutivo.

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ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.

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