PARALELO 30

Iguales pero diferentes

Samuel Pérez Attias

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Existen dos consensos básicos en cuanto a la especie humana: 1º. No existen dos personas iguales. Hasta personas gemelas presentan diferencias en su ADN, cuyas combinaciones químicas y biológicas las hacen distintas. Por otro lado, según el sistema integrado de información taxonómica, los seres humanos somos clasificados de las siguientes formas: Reino: Animalia, Subphylum: Vertebrata (vertebrados) Clase: Mammalia (mamíferos) Infraclase: Eutheria (desarrollo dentro del útero materno) Orden: Primates (cinco dedos, un mismo patrón dental y un cuerpo con ciertas características) Familia: Hominidae (postura vertical) Género: Homo (humano, bípedo/a con pies no prensiles y capacidad creativa) Especie: Homo Sapiens (con capacidad racional, de aprender y comunicarse a través de un lenguaje complejo). El segundo consenso es entonces que todos y todas las personas pertenecemos a la misma especie, la clasificada como Homo Sapiens.

Partiendo de dichos consensos, podemos desplegar todo un análisis en cuanto al desarrollo de cada individuo y sus mínimos e intrínsecos derechos. La Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Sin embargo, a la humanidad le ha tomado tiempo aprender de dichos consensos. Por ejemplo, el tema de las “razas”, además de ser una construcción social se utiliza para excluir o integrar personas bajo ciertos parámetros que cada vez son menos claros y en algunos casos, absurdos. Por ejemplo, clasificar personas por sus características visibles ha sido una forma de mantener a ciertos grupos humanos oprimidos y a otros en el poder. Hoy sabemos que las personas poseemos rasgos comunes o diferenciales no visibles, mucho más relacionados con el ADN y la información genética de cada individuo, y que por lo tanto, harían más sentido en cuanto a los nexos y diferencias que el famoso color de piel, tipo de pelo o color de ojos como clasificaciones raciales. Personas de distinto color de piel pueden tener más similitudes no visibles que diferencias visibles.

El tema de las desigualdades socioeconómicas no tiene que ver con buscar igualar a seres humanos que por naturaleza son distintos. Sin embargo, no por poseer distintas características físicas, biológicas o culturales debieran algunos grupos ser excluidos de la libertad, la oportunidad y el derecho a construir su propio proyecto de vida. Aquí surge el concepto de equidad. Así como es involuntario decidir dónde se nace, es injusto que por haber nacido en determinado contexto alguien sea condenado/a a la pobreza o a una menor calidad de vida que otra. El concepto de equidad se relaciona normativamente con el derecho a la igualdad socioeconómica en vez de buscar igualar a cada individuo, que por principio es biológicamente único. Así las cosas, cuando nos referimos a equidad tengamos en mente que nos referimos a que la “igualdad socioeconómica” no implica la “igualdad biológica”. http://solrackorner.blogspot.ca/2007/04/clasificacin-del-hombre-como-especie.html

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