PLUMA INVITADA

Insólitas promesas

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La fiesta eleccionaria, iniciada hace mucho tiempo en abierto irrespeto a las leyes específicas, ha tomado mayor fuerza con el banderazo de partida dado por el Tribunal Supremo Electoral, quedando marcada la ilegalidad con la llevada y traída campaña anticipada, rodeada de alegres colores: rojo, verde, azul, amarillo, naranja, blanco, etcétera, pintados en banquetas, puentes, postes, vallas, carreteras, árboles, paredes, cerros, vehículos, ropa y casas. Abundante propaganda televisiva, radial y escrita, y hasta curiosos espectáculos pornográficos. ¿Qué tal?

La función circense arrancó y está en plena vigencia, aplausos de unos e indiferencia de otros muchos, con sus personajes corriendo de un lado a otro, peleándose, atacándose, acusándose, enjuiciándose y lanzando tantas promesas imposibles, insólitas; ejemplo, erradicar la pobreza, extrema mentira, así como otras muchas marcadas en franjas publicitarias. Arremeten con chispa politiquera a sabiendas de que los guatemaltecos olvidan rápidamente cada pasado. No se puede negar que algunos aspirantes, contadísimos, actúen con visión consciente, responsable y definida, apegados a principios y valores humanos que lamentablemente han desaparecido en muestra cultura.

Varios partidos políticos, en abierto desafío a la legislación electoral, mantuvieron su propaganda anticipada, misma que ha sido multada, pero el dinero resolvió el conflicto. La marrullería continuará hasta septiembre, cuando surjan gritos de triunfo, alegría, satisfacción, avizorando posibles cuatro años de importantes cambios para esta nación golpeada a nivel nacional y con su imagen quebrada en el marco internacional. O por el contrario, decepciones, lamentaciones, protestas y total desconfianza durante igual período. Los dirigentes políticos están obligados a abandonar su tradicional, equivocada y oscura visión, cambiar y dar ejemplo, decir la verdad, actuar con honestidad y trabajar los ganadores en beneficio de la ciudadanía que bien o mal los eligió con el voto responsable.

Mientras llega tan ansiado resultado, seguirá el castigo, escuchando las vibrantes voces parlanchinas ofreciendo un montón de promesas de diversos tamaños, sabores y colores: unas dan risa y otras mucha ira, porque los malos políticos siguen creyendo que el pueblo sigue siendo ignorante, tonto y baboso, aunque la incultura y necesidad campean a lo largo y ancho del país. No obstante tan feo panorama, los guatemaltecos mantenemos la bendita esperanza de experimentar por fin un cambio, aunque no sea total, para fortalecer el estado de Derecho, la democracia y todo lo que rompa con la inseguridad, corrupción, impunidad y violencia.

Confiamos en que Dios convertirá este proceso electoral en fiesta cívica, en paz, gane quien gane, pierda quien pierda, pues el país y la vida merecen respeto. En tanto todo esto suceda, la Fundación contra el Terrorismo Mediático murió sin nacer, quedando flotando en el espacio sus funestas intenciones, lo que constituye un nuevo triunfo de las libertades de información, emisión del pensamiento y Prensa.

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