IDEAS

#JusticiaYa

Vivimos tiempos muy interesantes. Los guatemaltecos finalmente hemos reaccionado al que he considerado como el peor problema que nos aqueja: la corrupción. Como consecuencia, hasta la Vicepresidenta se vio obligada a renunciar. La pregunta del millón es: ¿Nos quedaremos contentos con este primer logro o seguiremos presionando hasta que cambie el sistema? No sé usted, pero yo estoy convencido de que es el momento en que hay que redoblar las fuerzas y exigir que todos los politiqueros y burócratas corruptos sean llevados a juicio y devuelvan lo robado.

No me malinterprete. Creo que lo que ya se logró hasta ahora es un gran triunfo del cual los guatemaltecos que hemos levantado nuestra voz debemos estar muy satisfechos y celebrarlo. No se deje amedrentar por quienes dicen que se logró por la presión de “La Embajada”, por la presión del Cacif, por lo que dijo la Reina del Sur o por la presión de cualquier otro grupo de interés. No es así. Todos esos grupos pudieron tener alguna incidencia, pero ninguna hubiese sido posible, ni mucho menos determinante, sin la presión de la ciudadanía que se manifestó, tanto a través de los plantones realizados en la plaza central y en otras ciudades del país, así como a través de la presión constante de los ciudadanos por los medios electrónicos.

Así que este es un éxito que debemos celebrar, pero no quedarnos solo en la celebración, sino utilizarlo como un resorte para tomar mayor impulso y llevar este despertar de la ciudadanía hasta los cambios necesarios en el sistema para reducir la corrupción y el latrocinio a que hemos estado sujetos por parte de los politiqueros corruptos.

Y lo primero que se necesita para no desfallecer y quedarnos en el camino es precisamente eso: no desfallecer. No hay que darse por satisfechos con lo que ya se logró, sino seguir batallando para que se logren más cambios. El tiempo y la desidia son aliados de los politiqueros corruptos. Ellos apostarán a que con los cambios que ya se alcanzaron la gente se quedará satisfecha y se desentenderá nuevamente de la cosa pública. Y eso es lo que podría pasar si no hacemos nada más.

Quizá el mejor ejemplo reciente es el de la primavera árabe, en la que muchas personas dieron incluso su vida para lograr cambios en el sistema, pero no lograron mantener la inercia suficiente para lograr los cambios mínimos necesarios. Como consecuencia, con el tiempo la situación regresó a un estado muy similar al anterior.

¿Qué haremos nosotros? ¿Nos dormiremos en nuestros laureles y dejaremos que la situación retome su cauce normal o seguiremos presionando para que las cosas cambien? Estoy claro en que no todos compartimos las mismas ideas de lo que se debe hacer a continuación, pero creo que la mayoría sí estamos de acuerdo en que se debe perseguir a los corruptos, enjuiciarlos y lograr que devuelvan lo que se han robado. ¿Usted qué opina? Yo, por lo pronto, iré el sábado en la tarde al parque central, a manifestar mi rechazo a la corrupción.

Fb/jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).