VENTANA

La era del planeta

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El pasado 2 de agosto, luego de 3 años de arduas negociaciones, se acordó finalmente en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la agenda Transformando Nuestro Mundo 2030 para el desarrollo sostenible. Esta ambiciosa iniciativa se basa en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que propicia avances en ámbitos como pobreza económica, acceso a fuentes de agua, aumento en la matrícula de la educación primaria y disminución de la mortalidad infantil. Queda todavía mucho por hacer para mejorar los servicios de salud y educación y para responder a los desafíos ambientales como el cambio climático, considerada la mayor amenaza que enfrentará la humanidad en este milenio.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una ruta mundial que comprende cinco ejes fundamentales: Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y Alianzas. Los 17 objetivos tienen como meta: 1. Acabar con todas las formas de pobreza. 2. Propiciar la conservación y restablecer los ecosistemas de la Tierra para vivir en armonía con la naturaleza. 3. Acceso a oportunidades para disfrutar de un nivel de vida decente. 4. Promover la paz y la seguridad como la base para el desarrollo sostenible. 5. Fortalecer los medios de ejecución en los países en desarrollo para revitalizar las alianzas fiscales internas como el apoyo internacional para la promoción del desarrollo humano sostenible.

El próximo 25 de septiembre se realizará la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El papa Francisco y los líderes mundiales asistirán para aprobar los objetivos y metas propuestas por el Grupo Abierto de Trabajo de las Naciones Unidas.? Guatemala fue miembro del grupo de trabajo. Hizo hincapié en el Objetivo 16, que señala la importancia de promover sociedades pacíficas, de impulsar instituciones eficaces, responsables, que faciliten el acceso a la seguridad para todos, porque sin paz y sin justicia es imposible cumplir con estos objetivos de desarrollo sostenible.

Mi reflexión. Esta estrategia planetaria invita a unificar esfuerzos. Cada país debe considerarse un socio en esta empresa para salvar a la humanidad, a las nuevas generaciones, al planeta. La iniciativa es global, pero el trabajo es local. Es una estrategia de “abajo para arriba”, murmuró el Clarinero. Eso significa que es indudable la participación activa de los gobiernos, pero aún es más importante generar conciencia en las poblaciones para que estén anuentes a trabajar colectivamente. Las comunidades son las llamadas a proteger las fuentes de agua potable, la tierra fértil y libre de contaminantes, el aire limpio. Los ecosistemas de la Tierra con su abundante biodiversidad están desapareciendo por nuestros modos de producción y consumo energético. “¡Es necesario que los guatemaltecos resguardemos nuestros bienes naturales de las potencias extranjeras que ya los tienen en la mira! No seremos un país de esclavos”, agregó el Clarinero.

Sin duda, los ODS son un enorme desafío. Viene a mi mente Nelson Mandela, quien acostumbraba a decir: “Siempre parece imposible hasta que se hace”.

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clarinerormr@hotmail.com

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