REFLEXIONES

La reforma obligatoria

Hemos avanzado como ciudadanía con la denuncia de la corrupción de las autoridades del gobierno y además con la demanda impostergable a la reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, sin reforma nunca lograremos democratizar al país y si no aprovechamos este momento político, nunca se realizará. Los partidos políticos y sus diputados son los más interesados en mantener el statu quo, se han beneficiado permanentemente de la corrupción y de la impunidad inherente del derecho de antejuicio.

A los 135 diputados que van a la reelección, que les quede claro el mensaje: la reforma electoral es trascendental y estaríamos dispuestos a exigir que se suspenda el proceso electoral si esta reforma no se realiza en estos momentos.

No puede ser ofrecimiento de futuro, parecería maniobra para plantear la reelección presidencial.

Las reformas son necesarias para garantizar que el país tenga un ejercicio pleno de democracia, lo que existe hoy en los organismos de Estado son pactos de poder que responden a las corruptelas de algunos políticos.

Esta reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos no tendría sentido si no asume ciertos temas fundamentales:

—Garantizar la transparencia y el acceso a la información por parte del público en lo relativo al quehacer político, las actividades de los partidos, de sus dirigentes y candidatos. Esto es más relevante durante el proceso electoral. Todos los partidos y candidatos deben informar al TSE de cualquier contribución que reciban en dinero o en especie, o a través de los medios de comunicación, y que el TSE mantenga una base de datos de acceso público.

Si no podemos garantizar la transparencia en el financiamiento y publicidad de los partidos y candidaturas, estaremos condenados a repetir la experiencia de haber electo a Baldetti y Otto Pérez. Aprendamos la lección.

—La ley electoral debe garantizar que la selección de candidatos sea por consulta con las asambleas de los partidos políticos y no por decisión arbitraria de las juntas directivas que lo han convertido en un verdadero mercado de candidaturas al mejor postor, con el inmediato beneficio del crimen organizado.

—Debe limitarse la reelección de los diputados a tres períodos máximos, para evitar que se perpetúen en el poder, debe retirárseles el derecho de antejuicio para que asuman su responsabilidad legal ante la justicia como cualquier ciudadano y sin gozar de impunidad.

—Garantizar que haya paridad en las candidaturas del 50% de mujeres y hombres, e igualmente para candidatos y candidatas indígenas y no indígenas.

Habrá muchas más reformas necesarias, pero estas son fundamentales y es hoy que las marchas del pueblo de Guatemala deben dirigirse hacia el Congreso y exigir la reforma a la ley electoral; de lo contrario, hay que sacarlos del distrito electoral o rechazar que entren al listado nacional. Hoy es cuando el clamor del pueblo de Guatemala debe escucharse con más claridad.

flarue1@hotmail.com

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