No existe un acto que cause mayor repulsa que observar al que se asume siervo y pide al amo que lo reprenda. La sumisión indigna a los espíritus libres, al miembro de una república, a quien valora la independencia, al socio igualitario, a la ciudadanía.

Es abyecto que un exdirector de Flacso se hinque ante un embajador y le pida orqueste un golpe de Estado. El diplomático del más alto nivel que representa oficialmente a un Estado ante otro tiene por misión difundir la imagen y valores del país que representa, así como explicar a sus connacionales las legítimas creencias y convicciones que manifiestan los ciudadanos donde está acreditado.

Fomentar los delitos constitucionales es humillante. Criticamos a los embajadores del pasado por sembrar la sedición. Esperamos de los actuales acatamiento de la legalidad de nuestro país, respeto a nuestra soberanía.

Se piensa que cuando se desprecia al embajador norteamericano se consigue una victoria sobre los convenios internacionales, tales como la Carta Democrática Interamericana. Para dar ánimo en esa reprobable actitud, un militar retirado cuenta que hizo su voluntad, mostrándose más derechista que el inicuo John Peurifoy, embajador gringo que destruyó el gobierno constitucional en 1954.

En entrevista personal le dijo que gozaría de una beca pagada por el Gobierno de Guatemala en Harvard, pues jamás aceptaría ir a la Universidad Patrice Lumumba. La impostura es mayor, pues el vil Peurifoy murió en 1955 y la universidad moscovita citada tuvo ese nombre hasta 1961, año de la muerte del primer ministro del Congo. Todo ello, para confundir a los miembros del Ejército que aspiran servir al pueblo, a las instituciones democráticas y respetar la ley.

La dignidad humana solo puede tener cabida en el régimen de legalidad, la alteración causará aislamiento y pérdidas económicas para el país, aumentará la pobreza y la ilegitimidad del gobierno.

En ese sentido, el artículo 196 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, en su parte conducente, dice: “Con base en la convocatoria, las elecciones se efectuarán el primero o segundo domingo de septiembre del mismo año…”. Cuando el texto es claro, no caben interpretaciones. Ya se fijó el día para escoger entre muchas opciones. Se espera pare el canibalismo contra los candidatos.

Escribió Homero en La Odisea, canto XX: Tal a Ulises le ladró el corazón indignado de tales vilezas, pero lo increpó, golpeándose el pecho y le dijo: “calla ya, corazón, que otras cosas más duras sufriste…”.

Los que hemos padecido el asesinato de nuestros amigos, la desaparición de nuestras compañeras y compañeros, el martirio de nuestros maestros y sacerdotes, la incautación de nuestros libros, el robo de nuestros autos, la exclusión del trabajo y el odio gratuito de los serviles, no podemos caer en la ira. La paz se consiguió. No a la provocación.

¡Ánimo, ciudadanos!

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