ALEPH

Las alianzas

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Hace medio siglo, el gobierno de Kennedy impulsaba una iniciativa latinoamericana a la cual denominó “Alianza para el Progreso”. Esto me recuerda la foto que tengo en casa, donde personajes tan importantes y polémicos para la historia de nuestro país como Alfonso Bauer Paiz, Alberto Fuentes Mohr y Manuel Ayau, entre otros, fueron retratados con el logotipo de la Alianza de fondo, al reunirse en torno a tal iniciativa.

Kennedy fue posteriormente asesinado, con lo cual aquella posible alianza se congeló; Fuentes Mohr fue asesinado también, sólo que en Guatemala; Bauer Paiz se vio obligado a salir al exilio por varias décadas, y Ayau fundó una universidad que le sobrevive. Hoy, aquella alianza congelada cobra vida en otra: “La Alianza para la Prosperidad”. La de los años sesenta tenía dimensión continental, esta del 2015 está dedicada al triángulo norte de Centroamérica, región que le está dando dolores de cabeza a un Estados Unidos que comparte, en mucho, la corresponsabilidad de nuestra situación actual. De ahí que invertir en la gente, dinamizar la producción, mejorar el acceso a la justicia y la seguridad, y fortalecer la institucionalidad del país sean los ejes del Plan de Prosperidad.

Llama la atención la palabra “alianza”. A los anillos matrimoniales también se les llama alianzas. Son algo así como los símbolos del “te amaré hasta que la muerte nos separe”, lo cual no es ni bueno ni malo según se mire, sino que muestra una relación entre dos partes que pactan un destino común. A eso se debe la visita del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, a Guatemala, y la presencia de los presidentes de los tres gobiernos del Triángulo Norte.

Este matrimonio es de corte tradicional y así fue declarado abiertamente: uno pone la plata y con ello las condiciones; los otros se comprometen a erradicar la corrupción en sus respectivas casas, a trabajar en la transparencia, a combatir la impunidad y mejorar los sistemas de justicia. Que tiemblen, porque las estructuras que tendrán que mover no son poca cosa. De hecho, Biden metió el pie en la puerta guatemalteca al señalar la importancia de que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) prorrogara su mandato en el país. Y no sólo eso, además sugirió la posibilidad de crear entidades similares en los dos países vecinos.

El gobierno patriota ha cuestionado aquí la continuidad de la Cicig, pero quien manda no suplica, y Biden dijo a la prensa: “La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala debe ser prorrogada; claro que es una decisión soberana, pero debe ser prorrogada si alguien espera que el Congreso de Estados Unidos se vaya a sumar a la iniciativa haciendo compromisos de miles de millones de dólares; ustedes deben estar comprometidos para limpiar el sistema.” Aquí, confianza y soberanía son otros temas; no es casualidad que el representante del Banco Interamericano de Desarrollo viniera acompañando a Biden. Habrá un ente financiero controlando, acompañando y financiando las contrapartidas que los países manejarán. Veremos qué sale de este nuevo matrimonio.

cescobarsarti@gmail.com

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.