PARALELO 30

Libertad secuestrada

Samuel Pérez Attias

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¿Quién creó Facebook?, ¿qué idioma habla la Pantera Rosa?, ¿cuáles son los ingredientes del Big Mac?, ¿quién ganó la “Copa América”?, ¿quién es el actor principal de House of Cards?, ¿de qué país era Speedy Gonzales?, ¿qué partido político ofreció “mano dura”?, ¿quién atacó a las “torres gemelas”?

¿Cuántas respuestas tuvo correctas? ¿Siete? Eso dice mucho de usted. Usted conoce de cultura pop. Ahora analicemos un poco cómo es que sabe eso. Ninguno de lo que se preguntó es parte del currículum de estudios en Guatemala. ¿Cómo lo supo? Su conocimiento fue adquirido a través de diversos medios de aprendizaje, no formales y bastante efectivos.

De hecho, desde pequeños estamos expuestos a programas de TV, a música, a comerciales, a noticias en los medios, que para bien o para mal forman nuestra percepción de la realidad, crean paradigmas y modelan incluso nuestras percepciones. Así, para un niño que no conoce a los mexicanos, su modelo de mexicano empieza con lo que las caricaturas, YouTube o Google le enseñan. Hace unos 30 años era Speedy Gonzales… un ratón, bajito, ágil e hiperactivo, que le gustaba gritar “ándale, arriba”. Hoy la imagen de una “latina” para muchos es una muchachita regordeta que tiene de mascota un mono y que se llama Dora.

Si Ud. escribe la palabra “mujer” en imágenes Google, verá fotos de una mujer blanca y delgada, con rasgos occidentales. Si escribe “terrorista” aparecerán imágenes de aparentes musulmanes. Si escribe “éxito”, aparecen imágenes de hombres, blancos, ejecutivos de negocios. ¿Es que no hay mujeres gordas, negras, terroristas gringos? ¿Es “éxito” ser un hombre blanco ejecutivo de negocios?

¿Cómo aprendemos de nuestro entorno? Sabemos lo que conocemos, y conocemos lo que se nos expone repetidamente. La publicidad y las estrategias de comunicación juegan un papel fundamental en la forma en que aprendemos a ver y conocer el mundo, a otros, a la historia y la realidad. Los grupos que concentran poder lo saben y usan la publicidad y propaganda a su favor.

Si nuestra forma de aprender incluye lo que se nos expone durante la mayor parte del día, vale reflexionar cómo sabemos lo que sabemos. ¿A qué estamos expuestos? ¿Cuánto tiempo dedicamos al Facebook, a la Radio y a la TV? ¿Qué tipo de películas o series vemos? ¿Qué música escuchamos? ¿Qué dicen las vallas publicitarias en nuestra ruta diaria al trabajo? ¿Y qué dice todo eso de la realidad y el entorno? ¿Cuántas de las preguntas de arriba pueden ser contestadas correctamente por personas de otros países? Reflexionemos sobre el poder de los medios y las agencias de publicidad globalizadas, de los mensajes enlatados que se nos envían y de qué forma el mundo empieza a homogeneizarse de acuerdo a quien envíe los mensajes más persuasivos, más constantes y más impactantes. Le invito a que abra su mente ante discursos enlatados en las redes sociales, mensajes de tuits o canales de TV que presentan una falsa “variedad” de programas, cuando al final todo surge de pocas manos que concentran los mercados globales. ¿Hasta dónde somos realmente libres de elegir y de conocer? ¿Hasta dónde se ha secuestrado su libertad?

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