PARALELO 30

¿Libertarios o libres?

Samuel Pérez Attias

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Se es libre o se es esclavo. O se está a favor de la libertad, o se está a favor de la opresión. Para saber si uno está a favor de la libertad no se necesita hacer ningún test, sobre todo si es de esos tipo “revista de farándula” para saber si uno es feliz, si está con la pareja adecuada o si debe ponerse a dieta.

La historia política de la humanidad es precisamente la lucha por la libertad. En nombre de la libertad se han derrocado monarquías y establecido derechos civiles, pero en nombre de la libertad también se ha asesinado a inocentes, se han establecido regímenes dictatoriales, se han invadido territorios y se ha masacrado a poblaciones. La libertad ha sido la bandera de muchos genocidios, incluyendo el sucedido en Guatemala. De hecho, en nombre de la libertad surgen politicastros, seudolíderes y se ha consolidado el poder concentrado en el país.

Así las cosas, toda esa parafernalia libertaria, libertina o liberal que un grupo de voceros del poder concentrado (el cartel libertario y compañía) no hacen más que pregonar en su discurso, pretende adueñarse del concepto de La Libertad. Paradójicamente, sus miembros evidencian la esclavitud y subordinación de pensamiento a una doctrina que limita y castra su capacidad de discernir libremente.

Pero más que eso, los mismos exponentes del cartel libertario (que piensan igual, hablan igual y tienen el mismo discurso en los medios donde se expresan) han manifestado su apoyo a un partido político, el partido “liberal”. Lo único que han hecho con sus ideas de “libertad” es estar en campaña política permanente a favor de un grupo extremista. Ojalá fuera una campaña por la libertad, que se enfocara en quienes viven oprimidos y excluidos sistemáticamente. No. Su agenda es cerrada, doctrinaria y limitada (la antítesis de la libertad). Pero más aún, su agenda de liberación de los mercados y de igualdad ante la ley que pregonan a través de sus organizaciones políticas (prorreforma, propatria, prolíderes, CEES) para que el Estado se limite a defender la vida, la “libertad” y la propiedad, es tácitamente una agenda prooligopolios, proexclusión, proconcentración, que con palabras rimbombantes secuestran el concepto de Libertad. La evidencia indica que en mercados estructuralmente concentrados, liberar la economía y limitar al Estado solo los concentra más. Con caras bonitas, al mejor estilo populista, su consigna es repetida sistemáticamente por “líderes de opinión” mediáticamente manufacturados y promovidos por ese grupo de poder que se ve favorecido. ¿Adivine quién patrocina a los medios, a los movimientos cívicos nacionales y a los columnistas del cartel libertario? Muchas de las empresas que evaden impuestos, depredan el ambiente, se inscriben en regímenes de maquila; esas que concentran poder de mercado y que no dejan competir en igualdad de condiciones a pequeños y medianos empresarios, como usted.

Dicho lo anterior, para saber si está a favor de la libertad, no necesita hacer ningún test y mucho menos etiquetarse como “libertario” o “liberal”. Eso más bien le limita. A menos que a usted le atraiga la idea de ser esclavo, todos somos liberales.

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