A CONTRALUZ

Los elefantes de Jimmy

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LA VIDA DE JIMMY MORALES transcurre entre paquidermos, liebres, tortugas y muros de colores. Es una vida recreada con moralejas, fábulas y chascarrillos, que recuerdan el paso del comediante por el teatro y los sketch televisivos. Es una vida en broma, aunque en otras ocasiones el cómico que luce la banda presidencial muestre su lado más opaco e irascible. “La narcoactividad en Guatemala es la pelea de dos grandes elefantes y cuando dos grandes elefantes pelean el que más sufre es el pasto; nosotros, Centroamérica y Guatemala, somos el pasto…”. Así resumió el mandatario la situación del narcotráfico, sin fijar postura contra ese flagelo, algo que retrata a un gobierno anodino y sin rumbo fijo. Igual, tampoco quiso criticar a Donald Trump, pero sí ofendió a los migrantes al calificarlos como mano de obra barata.

LOS PRIMEROS CIEN DÍAS de Morales al frente del Gobierno han sido quizá los más improductivos y desperdiciados. Se entiende que en tan poco tiempo no haya podido resolver la problemática de la salud y la educación por falta de presupuesto, pero tampoco se observa que haya comenzado una batida contra las mafias incrustadas en la estructura estatal. Tan pusilánime es su actitud ante esas redes que socavan los fondos del Estado que no pareciera ser casual o por ignorancia, sino parte de un plan desarrollado, no por él, sino por el anillo de poder militar que lo rodea. Es un grupo de exjefes castrenses el que define la política a seguir por el presidente.

ESA SERÍA LA RAZÓN de que en lugar de inaugurar su gobierno con un combate frontal contra la corrupción se haya dedicado a ir de gira en gira departamental como si aún fuera candidato, mientras fingía ignorar que su partido, el FCN, se llenaba de tránsfugas. No solo incumplió la promesa de no permitir tránsfugas, sino que permitió que una mafia de diputados ahora pueda hacer micos y pericos con los recursos del Estado. En sus primeros cien días Morales ha aupado la corrupción en su partido, cuyos dirigentes lo han dejado como monigote al reírse de su petición de que fuera expulsado Juan Manuel Giordano de la bancada oficial. Ni siquiera su partido cree en la comedia que escenifica el mandatario.

MORALES HA TRAICIONADO el espíritu de las movilizaciones ciudadanas del año pasado. En lugar de combatir a las mafias dentro del Estado se ha dedicado a perseguir a representantes de la comunidad internacional que molestan a las esferas más trasnochadas de las fuerzas armadas. Desde la captura de 18 exoficiales del Ejército señalados de haber participado en actos de lesa humanidad durante el conflicto armado, la consigna castrense ha sido atacar al embajador de EE. UU. y a varios diplomáticos a quienes ven detrás del Ministerio Público y la Cicig. Es la mano sórdida de la ultraderecha que mueve al presidente como títere para echar del país a quienes le molestan.

ES MUY CLARO, Jimmy Morales no gobierna. Son otras estructuras las que han tomado la dirección del Estado, mientras el presidente se solaza con relatos zoomórficos. La historia de los dos elefantes es quizá la que mejor describe la actitud del mandatario. Solo ve paquidermos que se enfrentan y estropean el pasto, que somos los guatemaltecos, pero él se muestra impasible, imperturbable, mientras se regodea con otra moraleja. Después de todo pareciera importarle poco la lucha contra los monstruos que dañan la democracia y el erario. Qué importa, si de todos modos él es solo un actor que representa una obra y otros son quienes escriben el guion.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.