CON OTRA MIRADA

Madre naturaleza

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El pasado viernes 22 concluyó la Marcha por el Agua, cuando más de 20 mil ciudadanos llegaron a la capital para conmemorar el Día de la Tierra. Los caminantes provenían del occidente: Tecún Umán, San Marcos, y del norte: Purulhá, Baja Verapaz, luego de haber salido el 11 de abril. Se sumaron vecinos desde distintos puntos de la ciudad.

Sus razones son obvias, con el agravante de que en el mal manejo del agua nos va la vida. El Estado débil ha permitido que un alcalde desvíe el cauce de un río para irrigar su parcela o que industriales, agroindustriales y generadores de energía eléctrica utilicen ríos y mantos acuíferos a su mejor conveniencia, sin importar lo que suceda río abajo, en donde las comunidades se quedan sin el vital líquido o resulta malsano por los altos índices de contaminación que impone su abusivo aprovechamiento.

El reciente caso del río La Pasión, que por descuido, mal manejo de residuos industriales, incompetencia, abuso e impunidad fue contaminado por más de 30 km. Provocó la muerte de cientos de toneladas de peces de diferentes especies, alteró la fragilidad de aquel ecosistema y dejó sin ese recurso para riego y consumo a sus pobladores. Hasta ahora nadie ha sido condenado por ese crimen.

Los estudios sobre el agua indican que Guatemala cuenta con suficiente volumen para satisfacer sus necesidades. El problema es su mal manejo, lo que lleva a las organizaciones promotoras de la marcha a exigir una normativa que regule su uso a nivel nacional, así como la existencia de una institución que la aplique en beneficio de la Nación y no de quien, por tener dinero, manda y ordena.

Esto lleva a considerar propuestas que en países menos afortunados que el nuestro han dado buenos resultados, como es la captación del agua de lluvia, que en nuestro medio es abundante. El cultivo del agua tiene dos versiones, la doméstica y la pública. Para la primera se requiere un mínimo de capacitación, pues su solución es barata: una canal colectora y depósitos receptores. La pública, en cambio, asunto municipal, requiere mayores volúmenes, cuyos reservorios pueden incluirse dentro de parques, áreas recreacionales y lúdicas, de esas que tanta falta nos hacen.

La marcha social me recordó un audiovisual de natureisspeaking.org, en el que la Tierra, con voz femenina, modulada y dueña de sí misma, se presenta ante el hombre, más o menos así: “Algunos me llaman Naturaleza. Otros me llaman Madre Naturaleza. He estado aquí por más de cuatro y medio billones de años. Veintidós mil quinientas veces más que tú. Yo realmente no necesito a la gente. La gente necesita de mí. Sí. Tu futuro depende de mí. Cuando yo prospero, tú prosperas. Cuando yo fallo, tú vacilas o peor aún”.

“He estado aquí por miles de años. He alimentado especies más grandes que la tuya. Y he matado de hambre a especies más grandes que tú. Mis océanos, mi tierra, mis torrentes de agua, mis bosques, todos ellos pueden acompañarte o abandonarte. Cómo escojas vivir cada día, tomándome en cuenta o ignorándome, realmente no me importa. De un modo u otro tus acciones determinarán tu destino, no el mío. Yo soy la Naturaleza. Yo seguiré adelante”.

“Yo estoy preparada para evolucionar. ¿Lo estás tú?”

jmmaganajuarez@gmail.com

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.