HAGAMOS LA DIFERENCIA

No elegiremos “Rey”

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En la historia de la humanidad, una de las formas de gobierno que prevaleció y que aún está vigente en varios países es la monarquía. El rey es el monarca o soberano de un reino. El poder se hereda, y cuando el rey muere se corona a su hijo o a quien le sigue en la línea de sucesión. En la época actual la tendencia es a la desaparición de este tipo de gobierno, aun en contra de la posición de monarquías aún existentes. En algunos países la figura del rey ha pasado a un segundo plano y solo es figurativa.

En Guatemala, el Rey de España tuvo influencia inmediatamente después de la Conquista y el poder absoluto sobre nuestro territorio. Después de declararse la Independencia, el 21 de marzo de 1847 Guatemala se convierte en república y bajo la influencia de los poderes democráticos establecidos en Francia se establece una forma de gobierno republicano, democrático y representativo. Guatemala soberana e independiente, el pueblo delega el poder según el artículo 141 de la Constitución, en tres organismos del Estado: a) Organismo Legislativo: ejercido por el Congreso de la República. b) Organismo Ejecutivo, ejercido por el Presidente de la República, el Vicepresidente y los ministros de Estado. c) Organismo Judicial: ejercido por la Corte Suprema de Justicia. Hay una prohibición para la subordinación entre cualquiera de estos organismos.

En los últimos gobiernos, a quienes han ocupado la silla presidencial pareciera que se les olvidó que están al servicio del pueblo y no para servirse de él. El partido electo quiere tener el poder absoluto y mueve todas sus piezas, cual ajedrez, para cooptar todas las instituciones del Estado y realizar todos sus movimientos sin ningún contratiempo. El presidente, como la cabeza visible de grupúsculos con intereses particulares, se convierte en “Rey”, que influye en todas las decisiones de Estado. Responde prioritariamente a sus principales financistas, quienes les condicionaron durante la campaña. Hay financistas de todo tipo: las pocas familias que han tenido el verdadero poder desde tiempos coloniales; los nuevos millonarios que han adquirido su dinero en forma dudosa; el narcotráfico que busca asegurarse movilidad dentro del país; los militares que han querido resurgir de nuevo dentro de la estructura del Estado.

Pero ahora estamos en una coyuntura tal que quien llegue al Gobierno debe tener claro que estamos eligiendo “Presidente” y “no un rey”. El pueblo despertó y exigirá transparencia y honestidad, y un gobierno al estilo José Alberto Mujica, en Uruguay, quien llevó una vida como el más común de los mortales, al continuar con su mismo estilo de vida antes de ser Presidente.

Por tanto, lo mejor será que elijamos al que veamos menos comprometido. Al que está manejando una campaña modesta y que explique de dónde ha obtenido sus recursos. Al que veamos que está hablando sinceramente y no en forma fingida, llegando a las comunidades con sus propios recursos y se rodea con gente honesta de los pueblos.

Actuemos responsablemente y dentro de las opciones actuales elijamos “al menos peor”, porque las opciones actuales, a pesar de la cantidad de binomios inscritos, son escasas. Esperemos no se crea “Rey”, sino presidente al servicio del pueblo.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.