PLUMA INVITADA

No es solo lo que dijo…

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Fue además lo que faltó decir a nuestro presidente en la entrevista del New York Times, principal medio de comunicación en EE. UU., cuando se le pidió su opinión sobre el muro divisorio prometido por Trump. “Yo le ofrecería mano de obra barata” (para construir el muro), respondió nuestro dignatario, cuando lo que correspondía era un digno llamado a la tolerancia y la unión de los pueblos, el que hubiera sido aplaudido por millones, incluyendo a los guatemaltecos que, bajo la sombra de la indocumentación, buscan alguien que alivie su tormento.

El periodista le dio segunda oportunidad de aportar sustancia al nutrido debate migratorio que existe en ese país, y una vez más decidió eludir respondiendo: “No tengo por qué meterme en la política migratoria de EE. UU.”. Ante esta cortesía no solicitada hacia los asuntos que conciernen a la región, cabe preguntarse ¿dónde ha quedado el argumento de que las causas de la humanidad sobrepasan las fronteras? Aparentemente las instancias indicadas no se han hecho esa pregunta, ¿o acaso ignoran que la situación en que viven los connacionales indocumentados es también una tragedia de la humanidad?

De esta entrevista sobresalen dos preocupaciones. La primera, sobre la estrategia y protocolos de comunicación del Ejecutivo, y la segunda, de fondo, que recae en la carencia de una política migratoria definida de país que evite la necesidad de recurrir a la improvisación. Los medios internacionales así lo entienden y sus condenas solo podrían empeorar la situación si fueran recogidas por el mismo Trump, que sensacionalmente podría tomarle la palabra al presidente.

Para mitigar este episodio, veo tres acciones concretas a seguir, que son de bien para el país: primero, un comunicado oficial que aclare el verdadero sentir del presidente sobre el muro de Trump, símbolo de la intolerancia y la separación de los países amigos. Las explicaciones verbales o mensajes en redes sociales ya no bastarán para calmar lo generado. Segundo, que prevalezca el clamor por suprimir las formas coloquiales de expresión en foros donde el carisma personal no basta. En este caso, la broma sobre el trabajo barato fue demasiado cercana a la realidad de los trabajadores guatemaltecos —de allá y de acá—, cuya lucha de vida ha sido precisamente romper el estigma de que su labor no es valiosa.

Tercero, corresponde al ente responsable de la política migratoria llenar el vacío que genera la falta de una política nacional sobre la población migrante. Esa carencia de rumbo fue la causa fundamental de este resonante episodio. Tan solo un día antes, el canciller Morales dijo a migrantes reunidos en Florida que ellos son prioridad en la agenda de gobierno. Si esto es cierto, corresponde complementar la retórica con acciones concretas, que deben comenzar por crear una agenda nacional integral, y darle al presidente una postura de país que pueda exponer en futuras ocasiones. Lo de Nueva York no se puede repetir.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.