MACROSCOPIO

No le tiemble el pulso

Humberto Preti

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Estamos a pocas semanas del cambio de autoridades y debemos pensar que los cambios serán para mejorar, y los dos flagelos que más nos preocupan son la impunidad y la delincuencia. El nuevo gobernante debe tomar decisiones firmes y no debe dejarse influenciar por todos aquellos que enarbolan banderas de Derechos Humanos, de trasnochadas ideologías, de oenegeros que se proclaman adalides del progreso. Todos ellos, sin duda, cuestionarán cualquier nombramiento, principalmente si es de militares o empresarios; estarán ya preparando sus listados para asaltar las dependencias del Estado, según su conveniencia.

Los gobiernos deben hacer un análisis de países que en un momento fueron atacados por los flagelos mencionados y lograron exitosamente, en corto plazo, llegar a tener funcionarios probos y detuvieron la delincuencia.

El ejemplo más claro es Singapur, Según datos, antes del 1960 era una de los países más violentos del mundo. Ocupaba uno de los lugares con el más alto índice de criminalidad, debido a su cercanía con Malasia y China, siendo uno de los lugares de mayor tráfico de drogas, lo cual era el pan de todos los días.

En ese país los índices de criminalidad y de corrupción eran altísimos. En la década del 2000, el terrorismo apareció y los homicidios eran uno de los mayores problemas de inseguridad que tenía esa sociedad. Pero al llegar al poder en el año 2004, Lee Hsien Loong, hijo mayor de Lee Kuan Yew, se produjeron grandes cambios que se pueden catalogar represivos y radicales, pues atacó fuertemente las drogas, la corrupción y las violaciones de la mujeres, lo que produjo una reducción fantástica de la inseguridad, siendo actualmente uno de los países más seguros del Asia.

Por supuesto, los métodos fueron cuestionados por organizaciones internacionales de Derechos Humanos, pero por supuesto no se pronunciaban cuando el país estaba en manos de delincuentes y corruptos. En Guatemala se maneja la cifra se diecinueve personas fallecidas víctimas de la violencia diariamente, por lo que en mes quintuplica el número de muertos en los atentados de París.

En Singapur, hace tan solo trece años en las cárceles había más de 500 mil presos, pero seis meses después solo quedaban 50. Se adoptó la pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales confesos, narcotraficantes y violadores probados, siendo los más repetitivos condenados a muerte. Pero el gobierno fue más lejos todavía: se decretó que toda figura pública corrupta (políticos, policías, militares, etcétera) fueran condenados a muerte (eso sí, siempre y cuando se cuenten con pruebas sólidas que los involucre).

Por supuesto, esto sería para muchos una violación a los tratados internacionales, a pesar de que nuestra Constitución contempla la medida y además obliga al Estado a garantizar la seguridad para todos los habitantes.

Los cambios fueron radicales y hoy por hoy cuenta con los mejores centros educativos del Asia, y sus estudiantes, por regla general, hablan tres idiomas. Su Universidad Nacional ocupa el lugar número 30 de entre las mejores universidades del mundo. Esta nación cuenta con una fuerza laboral de las más calificadas, y muchas empresas extranjeras operan desde ahí por su seguridad y productividad.

Nuestras nuevas autoridades deben ser firmes y no dejar que un grupo de vociferantes activistas lo haga retroceder en decisiones que beneficien a la mayoría de la población y más aún, no debe dejarse chantajear por el Congreso, que por su conformación aparenta le será adverso. Esperamos que al nuevo mandatario no le tiemble el pulso.

hupretij@hotmail.com

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