Papeles perdidos

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Una de las fallas más graves —recientemente descubierta y dada a conocer—  fue ignorar el reporte de los dos agentes de la PNC, quienes llegaron a la residencia de la familia Barreda Siekavizza el 14 de julio, siete  días después de la desaparición de Cristina, en el cual recomendaban establecer medidas cautelares debido a razonables sospechas sobre la presunta responsabilidad de Barreda en el hecho. El reporte, convenientemente traspapelado o ignorado por el primer fiscal a cargo del caso, pudo haber sido determinante para seguir aquellas pistas que luego Barreda y sus cómplices se afanaron por borrar.

El caso Siekavizza ha trascendido por poner el dedo sobre algunos de los problemas cruciales del sistema de justicia: la corrupción, el clientelismo, la posibilidad de “extraviar” documentos e incluso expedientes completos con el propósito de encubrir a una persona influyente aunque haya cometido una grave violación a la ley. Esta permeabilidad y falta de certeza en fiscalías y juzgados ha sido una de las grandes debilidades y una de las peores amenazas  contra el estado de Derecho en Guatemala.

Los padres de Cristina Siekavizza no han bajado la guardia en ningún momento. Su objetivo es el esclarecimiento de este crimen de extrema crueldad y dejar un precedente histórico demostrando que la justicia es posible. Acompañados con la presencia constante de la Fundación Sobrevivientes y luego de haberse realizado 154 allanamientos y 427 inspecciones de terreno en la búsqueda del cuerpo de Cristina, impulsan cada pequeño avance con la misma determinación de los primeros días.

Para la sociedad, este caso emblemático es un ejemplo de los vicios de un sistema capaz de amparar a los criminales por influencias, dinero o simple negligencia. A partir de este escenario, no es de esperar que la ciudadanía confíe en sus instituciones. Para ello, es preciso realizar una revisión profunda de los procesos y mecanismos de seguridad con el fin de impedir las manipulaciones evidenciadas a lo largo del caso Siekavizza. Hoy, restaurar esa confianza dependerá de la capacidad y voluntad de las autoridades para enderezar el rumbo de las investigaciones, cerrar la vía de los compromisos y actuar como lo manda la ley, aplicando la justicia sin distinción de ninguna clase.

Cristina Siekavizza, no lo olvidemos, es una de muchas mujeres maltratadas hasta el extremo del asesinato. Otras han sufrido la misma suerte y tampoco han recibido justicia. Esperemos que esta vez se aplique esa justicia y el ejemplo sirva para demostrar que estos crímenes no quedarán impunes.

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