A CONTRALUZ

Año clave en la lucha contra las mafias

|

Recién hemos terminado un año turbulento y comenzamos uno nuevo en el que estará en el tapete la continuidad o no del combate de la impunidad. En este 2018 se definirá quién relevará a Thelma Aldana, en la Fiscalía General, y a Carlos Mencos, en la Contraloría General de Cuentas. En el 2017 se observó cómo se recurrió a las campañas sucias para desprestigiar a Aldana y al jefe de la Cicig, Iván Velásquez, a lo cual contribuyó el presidente Jimmy Morales, que pasó de ser el representante de la unidad nacional a jugar un papel nefasto a favor de la corrupción. A eso se agregó el litigio malicioso que buscó retardar los procesos contra los implicados en casos de corrupción, principalmente Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, cuyo objetivo es esperar a que el Ministerio Público sea dirigido por alguien proclive a las mafias y generar decepción en los guatemaltecos que no ven avances en los procesos.

El pacto de corruptos tratará de incidir en el proceso de selección. En el caso del MP, una comisión de postulación integrada por los decanos de las facultades de Derecho de las universidades del país, los presidentes de la Junta Directiva y del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados y el presidente de la Corte Suprema de Justicia tienen la tarea de elaborar una lista de seis candidatos. El presidente Morales será el encargado de elegir al futuro fiscal de ese listado, en mayo próximo. Las mafias que tratan de frenar el combate de la corrupción tienen la vista fija en la postuladora para comprar voluntades. Para esas redes del mal es clave colocar a un fiscal que dé marcha atrás en los avances que ha logrado Aldana, no solo para favorecer a los capturados, sino para mantener las estructuras corruptas enquistadas en el Estado. A esa alianza se agrega la ultraderecha que favorece la candidatura a fiscal de Fernando Linares Beltranena, un diputado que abiertamente se ha manifestado en contra de la labor de la Cicig.

En cuanto al contralor, el proceso de selección estará a cargo de una postuladora integrada por un representante de las universidades del país, los decanos de las facultades de Contaduría Pública y Auditoría, y representantes de los colegios de profesionales. El nuevo contralor será elegido por el Congreso de una lista de seis finalistas, lo cual da pauta para que se generen las alianzas más espurias en ese organismo. En su mayoría, los diputados han dado muestras de falta de escrúpulos y de estar interesados en que se mantengan las redes de tráfico de influencias y negocios opacos en el Estado. Si la postuladora es un riesgo por la incidencia de las mafias, también lo son las componendas malévolas en el Legislativo. La forma en que los diputados lograron evitar el antejuicio contra el presidente Morales en dos ocasiones no permite confiar en que se inclinarán por un candidato idóneo para dirigir la Contraloría.

La fiscalización ciudadana jugará un papel primordial en la elección del fiscal general y del contralor de cuentas. Hay desconfianza en la escogencia que pueda hacer el presidente Morales en el caso del jefe del MP. El mandatario ya dio muestras de no tener reparos en sacrificar la lucha contra la corrupción cuando declaró no grato al jefe de la Cicig y lo echó del país, por lo que no sería raro que trate de elegir a un fiscal afín con tal cerrar el caso de financiamiento electoral ilícito que lo afecta y el proceso contra su hermano e hijo. Otro tanto ocurre con la bancada oficialista del FCN, que tiene varios diputados sin inmunidad y está integrada en su mayoría por tránsfugas que llegaron del PP y Líder. Es un bloque contrario a la transparencia y la lucha contra la corrupción. Por ello, este año es fundamental la movilización de la sociedad civil para evitar que las mafias terminen con las aspiraciones de transparencia y el combate de la impunidad.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.